El profesor Apfelbaum , de la Facultad de Medicina de París, es autor de un trabajo sobre la alimentación del deportista. Señala que si un tenista, que juega de cuatro a cinco horas de tenis intensivo al día o durante un campeonato, o si un ciclista, habituado a pedalear a diario decenas y decenas de kilómetros para ponerse en forma, tomasen las calorías de un ciuda dano que hace una vida rutinaria, muy pronto tendrían un aspecto deteriorado.
De hecho, la práctica deportiva no es adelgazante. «El deporte hace adelgazar sólo si se practica intensiva mente, de forma competitiva», dice Apfelbaum . De cualquier modo, a los obesos siempre será bueno aconsejarles que se muevan un poco, no esperándose reducciones de peso si el deporte no es intensivo.
En la actividad deportiva hay que adoptar un régimen que incluya menor aporte de grasas, más almidones, más sales y agua suficiente para mantener una diuresis perfecta, pese a la hipersudoración que acompaña al ejercicio.
Menos grasas, porque la digestión de las mismas supone no menos de catorce horas; más almidones, porque el organismo necesita continuamente glucosa para permitir el esfuerzo; más sales y agua, porque el deportista suda mucho. C om o esquema diario, un desayuno matinal proporcionado, rico en almidones, y comidas armónicas en las otras horas.
Apfelbaum señala que los deportistas engordan inmediatamente al dejar su actividad. Esto sucede porque conservan el buen apetito — dice él— de los tiempos de actividad. Ejercitándose seis horas al día — como en general hace un campeón— el deportista necesita de 6.000 a 8.000 calorías. Después se regula sobre estos valores, y cuando se retira, conserva sus costumbres alimenticias. Es entonces muy fácil que no se quemen las calorías y se acumulen en forma de grasa.
En lo referente al aporte proteico, Apfelbaum sostiene que si, en la persona normal, la ración debe aportar de 0,5 a 1 gr. de proteínas diarias por kilogramo, en el deportista de competición hay que pasar a 2 g. En suma, hay que alimentar bien al deportista y no sobre alimentarlos, como erróneamente consideran ciertos entrenadores.
El esquema dietético de Apfelbaum para el deportista es el siguiente: durante la preparación y el entrenamiento, regímenes de 3 .000 a 3 .500 calorías, proporcionadas por proteínas (120-135 g.), lípidos (100-120 gramos), glúcidos (55 por 100) y bebidas (1,5 a 2 litros). A esto se añaden vitaminas y sales minerales, en particular B, C , calcio y sodio.
El día de la competición hay que atenerse a las siguientes reglas: por la mañana, pequeño desayuno ligero; cuatro horas antes de la prueba, comida, principalmente a base de azúcares; en las horas anteriores a la prueba, zumos de fruta no helados o miel, tomados cada 1/2 hora. En el intervalo, 200 g. de agua, 20 g. de glucosa, 1 g. de sal, 1 g. de gluconato de potasio y frutos secos.