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Como prevenir la obesidad y la evaluación conductual

Otro aspecto fundamental a evaluar, mediante la entrevista, es el funcionamiento psicológico y social del individuo obeso.

Existen varios factores psicológicos importantes que deben ser evaluados antes de planificar un tratamiento, intentando descartar cualquier alteración psiquiátrica del funcionamiento psicológico actual.

De acuerdo con Craighead (1985) y Loro y Orleans (1982), el clínico deberá obtener las siguientes medidas del funcionamiento psicológico del sujeto: ansiedad, depresión, estado de ánimo, psicopatología general, autoestima, relaciones de pareja, interacción social e imagen corporal.

La evaluación clínica es muy importante para los obesos

Todas estas medidas son muy importantes

A pesar de la importancia atribuida a la recogida de estas medidas, ninguna de ellas ha mostrado su capacidad de predecir distintas respuestas al tratamiento, aunque pueden ser de gran utilidad en el transcurso del mismo. Así, por ejemplo, Stunkard y Rush (1974) habían observado que los intentos de perder peso producían en algunos pacientes ansiedad y depresión.

Estos resultados les condujeron a plantear la hipótesis según la cual se mantenía que la obesidad era una defensa contra la depresión. Sin embargo, Wilson y Brownell (1980) señalan que los resultados de diversos estudios mostraron que la pérdida de peso, obtenida mediante terapia de conducta, supuso una mejoría en depresión, autoestima y relaciones maritales.

De la misma manera, en un reciente estudio, Ley (1984) no ha podido verificar la hipótesis sobre la obesidad como defensa contra la depresión. A pesar de ello, los resultados de este estudio deben tomarse con cautela debido a las características de los sujetos empleados y a las medidas realizadas.

Además de la entrevista clínica mencionada hasta el momento, generalmente se emplean cuestionarios o autoinformes y autorregistros para recoger información relativa a los patrones alimentarios y de actividad física del individuo obeso. En la Tabla 7 hemos listado la mayoría de cuestionarios que se han elaborado y se usan con mayor frecuencia para estudiar estas pautas de comportamiento.

Comentando algunos de ellos, el Eating Patterns Questionnaire (EPQ) de Wollersheim (1970) proporciona datos relativos a la historia del problema.

La obesidad se puede tratar

Evalúa seis factores relacionados con tipos específicos de ingesta:

1) sobreingesta emocional o incontrolada;

2) conducta de ingesta en situaciones interpersonales;

3) ingesta al estar solo;

4) ingesta como reforzamiento;

5) respuesta de ingesta ante situaciones de evaluación;

6) ingesta entre comidas.

El Dash-Brown Survey (DBS), elaborado por Dash y Brown (1977), consta de tres partes diferenciadas que hacen referencia a aspectos tan diversos como:

1) creencias sobre la reducción de peso y sobre el cumplimiento de dietas;

2) información nutritiva;

3) preferencias alimentarias.

Otros cuestionarios elaborados para evaluar el estilo de vida y hábitos alimentarios de los obesos son el de Quereshi (1977), basado en los estudios sobre estilo de alimentación diferencial e hipótesis de externalidad de Nisbett (1972), Quereshi (1972, 1973, 1975) y Schachter (1971), o el de O’Neil y cois. (O’Neil, Currey, Hirsch, Riddle, Taylor, Malcolm y Sexaver, 1979).

Este último es uno de los pocos que ha superado todas las pruebas para mostrar su fiabilidad y validez. Recientemente, Straw, Straw, Mahoney y cois. (1984) han desarrollado el Master Questionnaire, compuesto de cuatro escalas, tres de las cuales evalúan los patrones de pensamiento problemáticos en relación con el control de la ingesta (indefensión, atribución física y falta de motivación), mientras que la cuarta escala evalúa hábitos de ingesta inadecuados.

La utilidad clínica del Master Questionnaire se centra en que proporciona una rápida valoración inicial de los hábitos alimentarios y cogniciones del sujeto, que permitirán seleccionar el tipo de intervención requerida por éste. Sin embargo, y como veremos en breve, esta rápida evaluación inicial deberá ir acompañada siempre de cuidadosos autorregistros que informen detalladamente de los hábitos y pensamientos que desarrolla en la actualidad el sujeto (Craighead, 1985).