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Tratamiento conductual para la obesidad

En el capítulo anterior hemos presentado los tratamientos para la obesidad utilizados más frecuentemente desde la óptica biomédica.

En este capítulo vamos a revisar los tratamientos conductuales que actualmente están mostrando resultados más positivos en’el control de la obesidad; paralelamente analizaremos los principales problemas que aparecen en este campo y las perspectivas futuras a nivel de investigación.

Los tratamientos conductuales son muy eficaces

Los procedimientos conductuales para el control de la obesidad

Fueron empleados por primera vez hace 25 años en el trabajo realizado por Ferster, Nurnberger y Levitt (1962) donde, aunque no presentaron resultados empíricos, proporcionaron las bases para aplicar los principios del aprendizaje operante al control del sobrepeso.

Posteriormente, Stuart (1967) publicó los primeros resultados de un tratamiento para la obesidad, mostrando como las ocho mujeres de su estudio habían perdido en promedio 17, 3 kg (rango de 11,8 a 24,4 kg) en el plazo de un año, siendo estos resultados los mejores obtenidos con sujetos tratados en régimen ambulatorio.

El entusiasmo de estos resultados ha ido generando a lo largo de los años una gran cantidad de investigaciones para mostrar la superioridad de las estrategias conductuales sobre otros procedimientos más frecuentemente empleados. La cantidad de artículos publicados sobre el tema ha sido tal que ya en 1978, sólo 11 años después de los primeros resultados publicados, se podían contabilizar más de 200 trabajos en los que se había aplicado tratamientos conductuales (Loro, 1978; Loro y Power, 1980).

Hay muchos tipos de tratamientos

La década de 1970

Han ido apareciendo periódicamente excelentes revisiones que basándose en una profunda documentación sobre investigaciones metodológicamente bien controladas, han analizado la eficacia de los programas conductuales.

Por ejemplo, de las revisiones realizadas por Bray (1978), Brownell (1982), Brownell, Heckerman y Westlake (1979), Brownell y Wadden (1986), Foreyt (1977), Foreyt, Goodrick y Gotto (1981), Foreyt y Kondo (1984), Mitchell, Garner, y cois. (1982), Jeffery, Vender y Wing (1978), Lebow (1981), Ley (1980), Stuart (1980), Stunkard (1977,1978a, 1978b, 1982, 1984), Stunkard y Mahoney (1976), Wilson y Brownell (1980) y Wing y Jeffery (1979) se pueden extraer un gran número de conclusiones que muestran el estado del campo y que analizaremos ampliamente más adelante.

Asimismo, también se han publicado un número importante de manuales, como son los de Ferguson (1975), Jeffery y Katz (1977), Johnson y Stalonas (1981), Jordán, Levitz y Kimbrell (1976), Katahn (1982), Mahoney y Mahoney (1976) Stuart (1977) y Stuart y Davis (1972), que describen con detalle los procedimientos básicos utilizados en los tratamientos conductuales, como son las estrategias de autocontrol, el control de estímulos, contratos de contingencias, las terapias aversivas, etc.

La mayoría de estos manuales han proporcionado a los terapeutas de conducta la información básica necesaria para elaborar sus propios programas, mientras que solamente algunos de estos manuales se han empleado de forma autoaplicada, como un procedimiento de control que ha permitido verificar la importancia de la variable terapeuta en el tratamiento de la obesidad.

A continuación vamos a revisar algunos de los componentes que, a nuestro juicio, son los más importantes y que deben estar presentes en cualquier programa de tratamiento conductual de la obesidad. Nuestra revisión no va a contemplar ni las técnicas de sensibilización encubierta y condicionamiento operante encubierto, destinados a modificar las consecuencias positivas de la conducta de comer.

Las primeras, las técnicas aversivas, están basadas en los principios del condicionamiento clásico y pretenden establecer respuestas aversivas condicionadas a ciertas clases de alimentos (alimentos con elevado nivel calórico) o a la sobreingesta, emparejando un estímulo desagradable como, por ejemplo, un choque eléctrico, olor nauseabundo o humo (estímulo incondicionado), con el alimento o el acto de comer (estímulo condicionado).

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