Causas frecuentes de los desmayos
Los desmayos, o síncopes, representan, junto con las hemorragias, uno de los casos más espectaculares y, por tanto, más perturbadores y alarmantes que puedan sobrecoger a un individuo.
Los motivos de los desmayos suelen ser un calor excesivo, la desnutrición, el dolor o el cansancio. Hay quien se desmaya a la vista de la sangre o de un simple accidente. Ante la muerte de un familiar querido se dan muchos casos de desvanecimiento. Y es posible que las consecuencias de un desmayo, una caída, un golpe, etcétera, resulten más temibles que el desmayo en sí.
El desmayo casi nunca se produce de improviso. Sino que presenta unos síntomas precedentes, como mareo, palidez, exudación intensa y flojedad de rodillas. Al cabo de un instante, la persona atacada cae al suelo sin conocimiento.
También es frecuente el caso del temor o la aprensión a ciertos procesos. Por ejemplo, una inyección, sobre todo endovenosa, en cuyo caso el desmayo tiene lugar casi sin previo aviso.
Tratamiento natural para los demayos
Si una persona se desmaya en casa, hay que acostarla con la cabeza más baja que el resto del cuerpo para que haya un buen riego sanguíneo en el cerebro. Se le aflojan las prendas que puedan provocar presión en el cuello y la cintura. Además se ventila la habitación y se abanica al sincopado para promover una corriente de aire.
Otro remedio excelente es darle a oler un pañuelo o trapo con unas gotas de amoníaco, o aspirar un frasco de sales al efecto. Lo más corriente, con magníficos resultados, es salpicar el rostro del accidentado con agua fría.
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