Bronquitis o inflamación de los bronquios
Una bronquitis, como sabemos, es una inflamación de los bronquios. Puede tener formas más o menos leves. Las secreciones brónquicas que se forman en el interior de los bronquios ofrecen a los microbios un terreno propicio para multiplicarse y mantener una inflamación.
El síntoma clásico es la tos, acompañada por un aumento de las secreciones y una respiración difícil. Sobre todo es en invierno cuando se dan bronquitis o traqueo-bronquitis. Sin embargo, hay que decir que el frío no es el único culpable: no olvidemos al tabaco y su acción particularmente nociva.
Jarabes naturales contra la Bronquitis
Indicaré primero un jarabe a base de hisopo, muy eficaz para las bronquitis. Mezclar 800 gramos de azúcar en 500 gramos de agua; hervir hasta obtener un líquido viscoso. Agregar entonces 50 gramos de flores secas de hisopo. Mezclar lo todo y dejar enfriar. Filtrar bien y luego verter en una botella. Dosis: una cucharada por la mañana, en ayunas, y otra por la noche, antes de acostarse. Las personas nerviosas, sin embargo, deben tomar este jarabe con prudencia.
Es aconsejable también un jarabe de violetas. En un litro de agua muy caliente agregar 100 gramos de violetas frescas. Dejar reposar durante 12 horas, luego filtrar. Añadir 1.500 gramos de azúcar. Dejar el líquido en un recipiente durante varios días, agitándolo periódicamente (sugeriría «cotidianamente»). Filtrar y pasar a una botella. Dosis: una cucharadita cada dos horas.
En el «organigrama», si cabe la expresión, de las plantas anti-bronquíticas, puede añadirse el aciano (flores). Se trata de una decocción compuesta por unos 30 gramos de aciano en un litro de agua caliente que se enfría y se pasa por el tamiz. Dosis: dos cucharadas diarias.
No olvidemos la cataplasma de harina de lino: en 250 gramos de agua hirviendo poner 50 a 60 gramos de harina de lino. Trabajar hasta obtener una pasta muy blanda, que se aplicará sobre el pecho o sobre la espalda en una estameña liviana.
Como tratar de manera natural la Bronquitis
También contamos con una tisana. Tomar 60 gramos de extremidades florecidas de verónica, mezclar las con 10 gramos de raíces de regaliz y un poco más de balsamina. Hacer una infusión durante un cuarto de hora, en un litro de agua, luego filtrar. Habrá que beber la tisana así obtenida caliente, como té, una o dos veces diarias.
Existe asimismo una especie de vino brónquico, de origen muy antiguo. Tronchin, el médico de Voltaire, lo prescribía de la manera siguiente (transcribo aquí la receta literalmente): «Tomar 4 onzas de miel blanca (aproximadamente 120 gramos) hervir en una pinta (lo cual significa un litro) de agua durante un cuarto de hora. Retirar la cacerola del fuego y añadir media raíz de helenio de una media onza (aproximadamente 15 gramos). Luego dos gruesas (que corresponden aproximadamente a 8 gramos) de anís estrellado. Hacer una infusión durante media hora.» La receta termina así: «Tomar de tanto en tanto una taza de café de este brebaje.»
No debemos olvidar la malva. También ella es extremadamente eficaz, como siempre, y muy indicada contra las afecciones del aparato respiratorio: tos, bronquitis crónica. Rica en mucilago, emoliente, pectoral, suavizante, la reina de las malváceas hace maravillas en infusión, sola o con gordolobo. Si se la emplea sola será a razón de 10 a 15 gramos en un litro de agua hirviente.
Infusiones complicadas para el alivio de la Bronquitis
El apio también es aconsejado por diversos especialistas. Se trata aquí del jugo del apio, mezclado con leche tibia: procura un alivio inmediato. Se recomienda la utilización de la planta cruda, ya que la cocción le haría perder gran parte de sus propiedades.
Recientes estudios han atribuido a los caracoles una eficacia insospechada contra las afecciones de las vías respiratorias. Sí, a los caracoles, consumidos con hojas de borraja frescas. He aquí la receta, a pesar de su originalidad, tal como me llegó:
«Retirar 25 caracoles de su concha (25, ni uno más ni uno menos). Es indispensable que sean caracoles de vid. Hacerlos cocer en litro y medio de agua, hasta que ésta se haya reducido a un litro. Antes de retirarlos del fuego agregar un puñado de hojas de borraja frescas.»
La posología indicaba es la siguiente: absorber esta especie de sopa tibia cuatro veces en el curso de una jornada, agregando cada vez una cucharada de sopa de jarabe de lombarda. Con el ajo, las cosas son indudablemente más fáciles: hacer una decocción con ajo, 10 a 30 gramos en un litro, y bebería caliente durante la jornada.
Volvamos a las infusiones complicadas. Shomel aconsejaba una infusión, que no es más que una tisana, que se compone de la manera siguiente: «Tomar un puñado de hiedra terrestre, un puñado de hisopo, luego 30 gramos de regaliz, 60 gramos de polipodio, una pizca de flores de amapola, 15 gramos de saxífraga, todo ello en infusión en un pinta (litro) de agua caliente. Agregar 250 gramos aproximadamente de azúcar y beber por la mañana y la noche un vaso pequeño, e incluso durante la noche.»
Hemos mencionado la violeta en forma de jarabe. También existe en forma de decocción. Es muy simple: una o dos cucharadas de flores de violetas hervidas durante dos minutos en un litro de agua. Y nada más. Dosis: dos o tres tazas pequeñas por día.
Otras recetas eficaces
La lista de productos eficaces contra la bronquitis es amplia: reproduciremos, por tanto, las «recetas» más corrientes, es decir aquellas que se encuentran con más frecuencia en las diferentes obras de fitoterapia. He aquí una, a base de flores de saúco negro (hacer una infusión con 5 gramos de saúco negro en un litro de agua caliente durante una hora; diluir con una o dos cucharadas de agua caliente por cucharada de infusión; continuar ese tratamiento durante dos o tres días).
La infusión de gordolobo es otra de esas recetas: sus autores afirman que el gordolobo, llamado también verbasco o cirio de Nuestra Señora, es beneficioso contra las afecciones bronquíticas y en general contra aquellas del aparato respiratorio (10 a 30 gramos para un litro de agua hirviendo, endulzada con miel).aconseja también las flores secas de la adormidera (5 gramos en un cuarto litro de agua hirviendo, filtrar, azucarar, beber por la noche antes de acostarse).
Remedios para las vías respiratorias
Como antiespasmódico, en los casos de inflamación de las vías respiratorias, se aconsejan 15 gramos de serpol, en infusión, en 100 gramos de agua hirviendo endulzada con miel (bebería cada hora a razón de dos cucharadas). Este preparado permite, se dice, facilitar la respiración y calmar la tos.
Tenemos también al orégano, la betonica, y al malvavisco. La infusión a base de orégano se prepara del siguiente modo: 30 gramos de rabillos de cerezas, 60 gramos de azúcar, 15 gramos de orégano y 60 gramos de uvas pasas sin pepitas en un litro y medio de agua; filtrar inmediatamente.
Tomar dos o tres tazas pequeñas por día e interrumpir el tratamiento cuando la tos haya desaparecido. Hemos hablado de infusión de orégano, pero en realidad, como puede comprobarse, el orégano puede mezclarse con otros ingredientes. Infusión de betonica: 8 a 10 gramos de betonica en un cuarto litro de agua, en infusión durante todo un día; filtrar, colar, y beber en pequeños tragos.
¿Y los niños? Para las afecciones del aparato respiratorio de los niños los especialistas aconsejan la famosa tisana «de las cuarto flores», a base de: 30 gramos de flores de gordolobo, 20 gramos de flores de amapola, 10 gramos de flores de malva y 20 gramos de flores de tusílago.
Todo ello hervido en un litro de agua y endulzado con miel. Esta tisana calma la tos, facilita la expectoración y el sueño. Los especialistas, sin embargo, hacen una reserva: atención a las flores de gordolobo. Evitar que no dejen en el agua pelos que podrían irritar la garganta.Recordemos, finalmente, como expectorante, a la infusión de raíces de malvavisco, regaliz, lirio de Florencia, tusílago, anís.
Otros expectorantes son: el marrubio, la parietaria, etc. ¿Y la pulmonaria? El gran Knepp escribía: «Esta planta puede, merecidamente, llevar el nombre de hierba de los pulmones en el verdadero sentido del término, ya que disuelve y elimina las secreciones brónquicas, las mucosidades y coágulos de sangre; además actúa en casos de hemorroides (por su poder astringente) o de inflamación de los riñones y de la vejiga»