
Para iniciar conozcamos un poco sobre el empleo múltiple de la miel, bueno será, pues, a la altura de este capítulo, enumera los casos en que la miel puede ser un valioso aliado de la salud integral.
- Varias cucharadas de las de sopa se recomiendan, durante el día, para aliviar los sufrimientos del gotoso.
- Para endulzar los alimentos, preferible será siempre la miel al azúcar.
- Los que utilizan plantas medicinales con fines terapéuticos deben saber que la miel, agregada a ellas, es de buen efecto curativo.
- Para el dengue hay quienes recomiendan hacer un cocimiento de miel en leche, y’ tomar una taza diaria, y hasta dos.
- Para tratar las úlceras rebeldes, aliviándose, se suele aconsejar un ungüento de miel, hecho de esta manera: tantas partes de miel como de harina. Agregar algo de agua y cocer una media hora, o menos o más, según lo aconseje la conveniencia. Aplicar
- Dícese que obra eficientemente sobre la vista una gotita de miel vertida sobre el ojo, dos veces en el día.
- Para gárgaras, nada mejor que una tercera parte de vinagre de vino y dos terceras partes de miel. Por separado, hacer una infusión de salvia, y agregar a ella dos cucharadas grandes, de las de sopa, de la miel avinagrada. Hágase con ello los gargarismos.
- Para efectos carminativos, es decir, para propiciar la expulsión de fermentaciones intestinales, se procede en esta forma: una cucharada sopera de semillas de hinojo, y otra idéntica de miel. Un cuarto litro de agua. Someter a conocimiento, durante un cuarto de hora, y quizá mejor unos minutos más. Tómese por cucharadas, dos o tres en cada comida.
- Otra preparación útil para la vista es la siguiente: machacar en mortero tres hojas de ajenjo joven. Pasar por un tamiz delgado. Juntar a este compuesto una cantidad proporcional de miel, y volver a pasar por el tamiz. Revolver, hasta que quede hecho una pasta.
- Los panegiristas de la miel, de quienes tomamos los usos que anteceden y los que siguen, la recomiendan también para estados nerviosos en que resulta difícil conciliar el sueño, por la noche. Claro que ellos se acuerdan muy bien de decir que la miel debe ir junto a una tisana de tilo, con lo que uno se pregunta, al fin: ¿es la miel o es el tilo el que produce el efecto?
- En la disentería se preconiza agua fría con miel y unas gotitas de alcohol.
- Para las quemaduras se recomienda, en primera instancia las compresas de miel con aceite, o con cal viva, o con harina y carbonato de soda.
- Los franceses tienen plena confianza, para desembarazarse de los molestos y antiestéticos sabañones, a un remedio compuesto de miel y aceite de trementina o miel y aceite de laurel.
- En términos generales, a la miel se le reconocen, en cuanto a medicina se refiere, propiedades antifebriles, laxantes y emolientes.
- Según el testimonio de Raudín, la gastritis haya un buen medicamento en el agua con miel.
- También se prescribe para el estreñimiento, en la forma que sigue: tomar en ayunas una copa de agua en la que previamente se habrá vertido una cucharada con miel, de las de sopa. Este procedimiento se seguirá a lo largo de unos veinte días al término de los cuales los resultados habrán de verse.
- Por otra parte, cuando los niños pequeños, en período de dentición, experimentan las molestias consiguientes, que se traducen en llanto inconsolable, frotar las encías con miel disuelta en agua es una de las cosas de más éxito.
- Cuando las amígdalas están inflamadas, puede acudirse a los gargarismos de medio litro de agua, 70 gramos de miel y 10 de alumbre.
- Y en la fiebre aftosa, caracterizada por las úlceras molestas que provoca, se hacen también gárgaras de agua con miel y alumbre o miel y bórax.
Otros innúmeros usos se señalan frecuentemente, pero todos son similares a los ya expuestos.
La miel es el excelente sustituto del azúcar
Desde el punto de vista alimenticio, el azúcar que la industrialización nos presenta, es inferior a la miel. Y es inferior a la miel por la misma razón de que es un producto de la industrialización, al que le faltan elementos vitales que la miel conserva, como producto natural. En términos generales, puede creerse perfectamente que todo alimento sometido a maniobra de cocina o industria es inferior a los propiamente puros con que la naturaleza nos regala.
Por eso debe preferirse siempre la miel al azúcar, aunque, claro está, una razón fundamental conspira contra la utilización de la miel como sustituto del azúcar: su precio. La miel resulta mucho más costosa, por lo que se hace poco menos que inaccesible a los hogares de condición humilde. Una obra que sería beneficiosa para los pueblos, en general, seria no sólo recomendar, mediante adecuadas campañas publicitarias, el uso de frutos y alimentos naturales colaboradores de la salud, sino además tratar de que tales alimentos llegasen, por su precio al alcance de las esferas pobres de cada sociedad.
Los naturistas, por ejemplo, no cesan de preconizar el régimen de vida vegetariano, como mucho más valioso para el organismo que el carnívoro. Pero no piensan en que para sustituir las proteínas y sustancias de las carnes y dedicar exclusivamente el menú a números de vegetales es preciso, en casi todos los tiempos y lugares, poseer una fortuna.
Pues no es el caso conformarse con una o dos variedades de hortalizas, sino que son necesarias muchas variedades y especialmente combinadas para que el régimen de verduras dé un resultado positivo y no conduzca, como desdichadamente les sucede a los inexpertos, a un estado de debilidad provocado por la falta de ciertas vitaminas. Con la miel acontece que, si es inmejorable desde el aspecto alimenticio, no lo es tanto desde el monetario.
El frecuente problema de la miel adulterada
La estafa más común, en las modernas sociedades, consiste en defraudar el bolsillo, es decir, defraudar los intereses metálicos de cada individuo. Esta clase de estafa nos subleva. Pero hay otra, quizá mucho más temible, a la cual no damos tanta importancia como a la primera, y que reside en el fraude que se comete contra la salud del género humano, adulterando los alimentos de consumo diario.
La miel, por ejemplo, es una de las sustancias que se prestan a esa manipulación delictuosa. Para «aumentarla», suelen los industriales agregar glucosa y agua. Sólo el análisis químico puede demostrar la adulteración del producto. Si arroja proporciones desusadas de los componentes queda al descubierto el fraude. Las proporciones normales no deben exceder de las siguientes:
Acido fórmico 25
Sacarosa o azúcar de caña 8
Glucosa y levulosa 77
Dextrina Agua
Cenizas Varias
Cuando sobrepase alguno de los elementos precitados del porcentaje que se acaba de ver, se trata de miel adulterada.