El incienso, en cuanto esencia astral, corresponde a los nativos del signo de Leo. Los textos dicen que las personas nacidas en este período tienen un carácter fuerte, son tranquilas, orgullosas pero impulsivas y emotivas; además, son afectuosas, bien estructuradas mentalmente y poseen una mente centralizadora; perseverantes e intransigentes, son violentas en ocasiones.
Debido a este hecho, su vida es áspera, agria, llena de luchas contra sus rivales. Sentimentalmente, son seres exuberantes, aunque sepan contenerse; de ello resulta una dicha reprimida, y, por esta misma causa —que se nos perdone el juego de palabras—, su vida feliz es infeliz.
Deben tener cuidado con los viajes y con todos los desplazamientos. Los nativos de este signo están sujetos a ligeras heridas, especialmente en los ojos. Como dicen los astrólogos, la esencia de incienso es de naturaleza sagrada y mágica, ya que. forma parte de los atributos reales de Leo.
Esta esencia equilibra las facultades y el temperamento, dirige los pensamientos sometiéndolos a la voluntad, facilita de este modo la realización de los objetivos con una seguridad y una facilidad discretas.
Según un ocultista, los nativos de Leo que se perfumen con la esencia de incienso son, en cierta forma, «talismanes vivientes», tanto para ellos mismos como para los demás. No dudéis en aprovecharos de las circunstancias: buscad un Leo y ponedlo a vuestros pies…
Primer período de Leo: perfume mágico, la angélica
El espíritu planetario que domina este período ha brotado de Saturno, de carácter impetuoso y centralizador. Los nativos de este período tienen impulsos irresistibles de generosidad; de ello resulta que a veces se sientan atormentados por pasiones que solamente un razonamiento muy firme impide desembocar en la violencia.
Su característica más acusada es su entrega a los placeres del amor, y también la codicia. El pérfume de angélica tiene la particularidad mágica de atenuar las pasiones, de facilitar el ansia de propósitos nobles, de estimular y de fortalecer el razonamiento, de proteger el prestigio y de proporcionar brillo a la fascinación personal. ¿Cómo «magnetizarse»? Simplemente perfumándose…
Segundo período de Leo: perfume mágico, el bálsamo
Este breve período está dominado por un espíritu planetario de Júpiter, de carácter más bien reservado e incluso taciturno.
Es fácil comprender por qué los nativos de esta fase poseen una voluntad tenaz pero suscitan frecuentemente incomprensión y chocan fácilmente con quienes los rodean y con su medio, a causa de su intransigencia y de su reserva excesiva: no hablan, no dialogan, no se explican lo bastante.
El perfume de bálsamo actúa sobre este carácter con todas sus propiedades mágicas: el sujeto se vuelve menos susceptible, más abierto, más acogedor, menos áspero en sus relaciones con el prójimo, y acepta los seres y las cosas con una dulzura razonada. Su espíritu está menos atormentado por las dudas; su alma, menos perturbada.
El bálsamo actúa sobre el sistema nervioso como un sedante. ¿Cómo utilizarlo? Los especialistas aconsejan emplearlo en inhalaciones.
Tercer período de Leo: perfume mágico, el ciclamen
El ciclamen es vuestro perfume mágico. Parece ser que este período está dominado por un espíritu planetario de Marte, de tipo bonachón, cordial, amante de las uniones dichosas y armo- sionas. A decir verdad, los nativos de este período huyen con espanto de cualquier tipo de riña, poseen un totai sentido de la justicia y de la equidad, lo que quiere decir que nunca están dispuestos a transigir y a admitir los compromisos.
San Marte, podríamos decir, ¿por qué no haces que nazcan en este período todos lo que nos gobiernan, nos administran, nuestros padres, nuestros jefes? Parece, además, que las personas nacidas en esta fase están dotadas de un fuerte sentido crítico que, como es lógico, influye en su vida sentimental, ensombreciéndola. Este es su gran inconveniente: el campo de su alma no deja que viva la frágil hierba del amor.
Pues bien, el perfume de ciclamen favorece su unión con personas que «vibran en la misma longitud de onda», concediéndoles la posibilidad de amar y ser amados. Por añadidura, el ciclamen realza el prestigio personal. ¿Cómo utilizarlo? Veamos lo que dicen los textos: «Tomad la esencia y trazad un círculo en medio de la frente; o bien frotaos todo el cuerpo con ella durante el baño.»
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