Los psicólogos hablan mucho del “nibbling”, del “picar” aquí y allá, de probar un poco de todo durante la jornada. En esto caerían, sobre todo, las mujeres, que gustan de la sobremesa, de postres y confituras. Pero, cuando la alarma de la obesidad enfermedad suena, ¿puede esbozar un intento de defensa? Es difícil contestar, pero diremos que sí.
Existen dos posibilidades: adelgazar con tristeza, sufriendo el hambre de las comidas de régimen o adelgazar sonriendo, aplicando métodos que sirvan para provocar la eliminación de las grasas acumuladas. Y aquí volvemos al concepto de actividad física, de ejercicio físico, para una sociedad, la actual, que, sumida en el “bienestar” (y, sobre todo, en la motorización), no quiere ni oír hablar de ejercicio físico. Y los dos músculos que más hace trabajar son los maseteros (los de la mandíbula que permiten accionar el aparato masticador).
Algunos confían en otros sistemas para combatir la obesidad. Todos conocen el método. Se llama sauna y su terapia, sau-noterapia. En Finlandia existen 500.000 locales de sauna, uno por cada ocho habitantes. Con la saunoterapia se provoca, sobre todo, una eliminación de sudor, un litro por sesión. Con la hipersudoración se eliminan grasas y productos de desecho del metabolismo general (catabolitos). La sauna además favorece el relax y la distensión nerviosa de quien la utiliza.
Uno de los tratamientos contra la obesidad
La gimnasia, con o sin aparatos, influye mucho, como las distintas clases de deportes activos que resultan más adecuados para el organismo. Hay que decir que quien bebe demasiado al comer, no debe asombrarse si engorda después. Recordemos que todo nuestro organismo está compuesto en gran parte por agua que, ingerida en exceso, contribuye a dilatar los tejidos y en consecuencia a hacernos engordar.
Propiedades de las legumbres, guisantes, judías, lentejas y soja
Volviendo a la relación entre dieta y obesidad, es bueno meditar lo que un estudioso, Stunkard, afirma sobre ella: De todos los obesos, la mayoría ni siquiera piensa en comenzar una dieta o terapia cualquiera; de los que comienzan una, la mayoría no la termina; de los que llegan hasta el final, la mayoría no pierde peso; de los que pierden peso, la mayoría vuelve a engordar.
Como se ve, todo es muy desalentador. En suma, las personas que con gran voluntad siguen un esquema de sacrificio dietético tienen evidentemente de qué desanimarse, según Stunkard. En realidad, en el tratamiento de la obesidad, muchos esquemas terapéuticos logran al comienzo avances concretos. Pero las recaídas son casi inevitables.
El obeso tiene una forma de “miopía” sobre su nivel de saciedad. Y no hay sistema para hacerle dejar de comer, una vez que ha empezado. En realidad -afirman Wagner y Hewitt-, los obesos ya no tienen la capacidad de oír como los demás la señal de alarma de la saciedad.
Un interesante trabajo de Henry Jordán, psiquiatra de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, se refiere a los problem as psicosociales vinculados al desequilibrio del peso corporal. Los problemas sexuales de pacientes obesos están ligados a una especie de inhibición propuesta por el propio esquema corporal, al acto de la relación. En otras palabras, la persona obesa tiene un sentimiento de impotencia ante el compañero o la compañera, el temor de desagradarle, y tiende a ocultar su propio cuerpo.
Propiedades de la lechuga, espinaca, alcachofa, tomate, berenjenas e hinojo
Este intento — dice Jordán — influye negativa y fuertemente en la capacidad de atracción . Toda persona obesa, afirma siempre Jordán — está convencida de que la pérdida de peso modificará radicalmente sus atractivos sexuales y su comportamiento. En sus consideraciones finales, Henry Jordán afirm a que, como norma, los hombres prefieren a las mujeres esbeltas. Pero sucede con frecuen cia que se casan con rellenitas, incluso porque la vida matrimonial contribuye a ese aumento de peso.
Cyril Connolly describe de esta manera el padecimiento a causa de los kilos de más: Aprisionada en toda persona gorda hay una delgada que hace señales desesperadas de querer salir de eso. Pero con frecuencia quienes están en esa situación se equivocan cuando la dieta adelgazante es improvisada, drástica, no coordinada por un médico, por un experto en nutrición, según esquemas bien precisos y graduales.
Consecuencias de la obesidad
El tratamiento dietético de la obesidad inicial siempre es oportuno, ya que evita que ésta se convierta en “obesidad-enfermedad», responsable última de graves complicaciones en forma de hipertensión, diabetes y trastornos varios de los diferentes órganos y aparatos. Es preciso meditar sobre un viejo adagio que reza: en la mesa no se envejece, lo
que es exacto por completo pero en este sentido: en la mesa no se envejece porque no da tiempo a envejecer. Se muere por exceso de alimentos.
La delgadez como signo de salud y de armonía corporal es cosa de nuestra época. Quizá lo anticipó (gráficamente) el gran pintor Modigliani. El hombre delgado se veía en un tiem po com o un espantapájaros. Igual que la mujer. Si observamos el ideal físico de mujer en los cuadros de los primeros maestros de la Pintura, la belleza femenina se representaba siempre en los límites de la obesidad.
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