La alimentación incorrecta y el estrés producen, a corto plazo, situaciones de carencia. La sangre llega a las células vacía de principios vitales. La membrana celular se va debilitando hasta carecer de los receptores necesarios para transportar las sustancias vitales hacia el interior de la célula.
Si la dieta es pobre en vitaminas y minerales (fruta y verdura), la célula se encontrará en un medio ácido y tóxico, abriendo la puerta a la invasión de bacterias y virus.
Los enemigos de la célula: los radicales libres
Además de los virus, las bacterias y los hongos hay otros elementos patógenos a los que hay que prestar atención. Son los radicales libres, que se desprenden de los contaminantes y las toxinas que contienen los alimentos y el aire. También tienen su origen en las radiaciones solares, al estrés o bien a una alimentación inadecuada.
Todos estos factores de riesgo provocan una acumulación de fermentos o sustancias de putrefacción y toxinas en el organismo. Un radical libre es un grupo de átomos que, en general, puede ser aislado porque constituye un sistema saturado y en las reacciones químicas funciona como un sólo átomo.
Estas estructuras tienen una vida muy breve y como contienen un electrón aislado a diferencia de las moléculas estables, que tienen un número par de electrones son muy inestables, debido a la fuerte tendencia que tiene dicho electrón a unirse a las estructuras biológicas vecinas, las cuales se convierten, a su vez, en radicales libres.
Este proceso comporta una reacción en cadena que siempre provocará una oxidación
Los radicales libres se forman cuando una célula se halla debilitada. Por ejemplo, ante el debilitamiento de las defensas, se rompen los enlaces electrónicos y se crean dos moléculas insaturadas, que atacarán a otras células sanas para arrebatarles un electrón.
De esta manera, se produce una cadena que, en los casos más extremos, puede originar enfermedades como el cáncer. La proliferación de los radicales libres y su propagación por todo el organismo se realiza a gran velocidad, de ahí que sean tan peligrosos. Probablemente, el equilibrio entre la producción de radicales libres y su neutralización es lo que condiciona numerosos factores de la salud así como nuestra manera de envejecer.
Los antioxidantes son las sustancias que neutralizan los radicales libres y luchan contra la enfermedad y la vejez. Son las vitaminas A, C y E, así como los oligoelementos selenio, cinc y azufre.
El betacaroteno (pro vitamina A) es otro poderoso antioxidante que se halla en los pigmentos de las hortalizas.