El limáo de los brasileños, el citrón o limen de los franceses, el limón de los españoles e hispanoamericanos, conocido también por citrus limonium y del cual se citan muchas variedades, cutre las que se cuentan el disciplinado raspeado, decorativo, de frutos y hojas verde jaspeado, blanco crema o verde claro; el timón dulce: de cuatro estaciones o de Genera: real o do Valencia: Monstruoso. etc., es uno de los grandes remedios naturales, sobre el que se ha escrito mucho en los últimos tiempos, y por el cual han abogado nombres de reconocida fama internacional.
Gregorio Marañó, uno de ellos, que conceptuaba indispensable a este fruto en todo hogar particularmente aquellos que se viesen poblados de niños, y que lo recomendaba hasta para agregar a la leche; y el profesor sueco Euler, que descubrió en el limón una importante vitamina ante neumónica, lo que resulta verdaderamente consagratorio para cse citrus, Pues Euler es una autoridad, a quien se discernió en 1914 el Premio Nobel de Medicina.
No es el limonero, productor de los llamados limones, un árbol que pueda decirse alto, sino de altura media. Se trata de un vergel parecido al naranjo, aunque requiere los más fértiles y abonados y climas más tropicales que aquél. En general, los limones se conocen por agrios y dulces. Y si la medicina encuentra enorme aplicación en este sano producto de la naturaleza, la ebanistería halla medio de utilizar las maderas del árbol para sus fines, y hasta las semillas del fruto sirven para extraer de ellas un aceite especial.
El hombre no desperdicia nada de la naturaleza, sea ésta vegetal o animal. Es conocido aquello de que de la res lo único que se desaprovecha es el grito. Algo se desaprovecha, pues, de la res. Pero hay infinitas sustancias naturales en las cuales todo halla aplicación práctica.
Su composición
Desde el punto de vista de la química, el limón arroja los siguientes componentes:
Albúmina 0,50
Celulosa 1,10
Agua fisiológica 90,00
Acidos y álcalis 5,00
Sales vitales 2,00
Azúcar 0,90
Cuerpos grasosos 0,50
No Descalcifica
Suele formularse al limón la misma acusación que al tomate, de que descalcifica el organismo, cuando se hace de uno y otro uso abundante. Nada más lejos que esto de la verdad. Si se tiene en cuenta la proporción de vitamina C que el limón contiene se podrá ver que por el contrario, no sólo no puede en ningún caso descalcificar, sino que previene las afecciones propias del sistema óseo y dental.
Cómo utilizar el limón
Un gran enemigo del limón es la llamada dentera, o sea, esa sensación nerviosa desagradable que acomete a ciertas personas al tomar o comer sustancias varias o al ver cortar ciertas cosas o ante la audición de ruidos chirriantes.
El limón produce a todo el mundo dentro, y de ahí proviene en gran parte el generalizado prejuicio de que da a los dientes. Para obviar esta dificultad, un autor que recomienda numerosos limones diarios —el profesor N. Capo—, lo que nosotros no hacemos, pues nos parece que más de dos o tres en un día pueden ser perjudiciales; ese autor, decíamos, recomienda que sea ingerido el limón con la clásica pajita utilizada para los refrescos.
Este procedimiento salva, es cierto, el escollo, pero lo salva en parte, porque hemos podido comprobar que a pesar de él la dentera se manifiesta, aunque justo es reconocer que con mucha menos intensidad. El sistema puede, en consecuencia, recomendarse.