Para mantener jóvenes las células, se necesita una dieta baja en sal y rica en nutrientes y vitaminas: fruta, verduras, hortalizas y cereales integrales.
Las células generarán más energía y nos sentiremos llenos de vitalidad y jóvenes. A continuación, ofrecemos algunos pasos para conseguir que nuestras células conserven nuestro organismo en toda su plenitud.Procurar ingerir alimentos frescos, ricos en nutrientes y sustancias vitales, en cada comida.
Fruta, ensaladas, hortalizas crudas, legumbres, cereales integrales, queso. Es muy aconsejable prescindir de alimentos vacíos y desnaturalizados como la harina blanca, el azúcar, las golosinas, las hortalizas enlatadas, etc.
Tomar lecitina de soja durante 30 días
Contiene colina e inositol, vitaminas del grupo B, que preservan la movilidad del colesterol y mantienen el grado correcto de viscosidad de la membrana celular. Ingerir las cantidades indispensables de ácidos nucleicos, necesarios para reparar los núcleos celulares dañados.
Los contienen, sobre todo, las partes vegetales dedicadas a la reproducción de la planta: los germinados, las semillas, los frutos secos, los granos y las legumbres, así como las verduras frescas. Cocinar con poca sal y tomar alimentos ricos en potasio. Son alimentos ricos en este mineral, las nueces, los cereales integrales y algunas frutas. De esta manera se asegurará un equilibrio hídrico ideal en todo momento.
No tomar comidas muy grasas. Los lípidos hacen que la sangre sea espesa e insana y, al igual que cuando hay un exceso de sal, dificulta el paso de nutrientes vitales a la célula. Revestir las células con una coraza de anticuerpos defensivos. El sistema ideal para conseguirlo, consiste en una cura de unos 30 días a base de antioxidantes: principalmente las vitaminas A, C y E y el oligoelemento selenio (se puede tomar en complejos vitamínicos).
Al mismo tiempo, es importante comer mucha fruta fresca y hortalizas de fuerte coloración. Para cocinar, es importante utilizar aceites vegetales obtenidos por prensado en frío.
Evitar el azúcar
El azúcar blanco o azúcar refinado (al igual que la harina blanca) no contiene vitaminas. Éste pasa a la sangre y al hígado donde, para su asimilación, se precisan vitaminas del grupo B y minerales (calcio, que obtiene de los huesos y los dientes) para contrarrestar la acidez celular que provoca.
Esta escasez repercute directamente en la desmine- ralización de los huesos, cabellos, dientes y sistema nervioso y, además, en la formación de hormonas y fermentos. En resumen, el abuso del azúcar afecta a las funciones vitales del metabolismo.
Hay excelentes alternativas al azúcar refinado: la miel, el sirope de manzana, el sirope de arce, el sirope de trigo y de maíz, las frutas secas (pasas, pasas de Corinto, higos, dátiles, etc), son edulcorantes de inmejorable calidad; todos ellos contienen azúcar natural de fácil asimilación y muy rico en minerales.
Estos alimentos se pueden utilizar para endulzar el muesli, las papillas de cereales y las recetas de repostería. El azúcar integral también contiene minerales, por lo que puede ser una alternativa al azúcar refinado.
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