Nuestro organismo contiene pequeñas cantidades de muchos minerales algunos de los cuales, al igual que las vitaminas, son esenciales porque forman parte de muchos sistemas enzimáticos de nuestro metabolismo. Nuestras reservas contienen algunos minerales en grandes cantidades: calcio, magnesio, fósforo, potasio y sodio.
El resto de estas sustancias vitales se encuentran en proporciones pequeñas pese a ser muy necesarias para el buen funcionamiento celular y son el hierro, zinc, cobre, yodo, flúor, selenio y cromo. También se han encontrado otros minerales en nuestro organismo sobre cuyo papel metabólico todavía no se tiene información suficiente.
Algunos de éstos pueden resultar tóxicos para el organismo y desplazar a los minerales que son realmente esenciales para el equilibrio y buen estado de nuestra salud.
El calcio es un mineral esencial para la formación ósea
De manera que es muy importante durante la etapa de crecimiento y para la buena conservación de nuestros huesos. Pese a que el calcio es absorbido por el intestino, este proceso se produce de manera limitada y como este mineral se elimina fácilmente a través de las heces y la orina, es necesario que la cantidad de calcio ingerida supere en exceso a los requerimientos habituales.
Estas necesidades son especialmente importantes durante el embarazo y la lactancia, la infancia y la adolescencia. Es importante remarcar que de los 9 kg de peso aproximado de nuestro esqueleto, casi la mitad pertenece a los minerales.
Además, nuestra estructura ósea no es fija, sino que cada hueso se renueva y reorganiza continuamente gracias a la regeneración de las células que lo forman.
A partir de los 40 años la masa ósea disminuye y se corre el riesgo de padecer osteo- porosis o descalcificación de los huesos, enfermedad a la que están más predispuestas aquellas personas que desarrollan una actividad física muy limitada o aquellos enfermos que tienen que estar inmovilizados en la cama.
La menopausia también es una causa de la aparición de osteoporosis en aquellas mujeres que no reciben una terapia sustitutiva. El calcio se encuentra principalmente en los productos lácteos como el queso, la leche y el yogur.
El pescado fresco, el salmón y las sardinas tienen un gran contenido en este mineral, sobre todo las sardinas en conserva. También el pan blanco, el arroz, los frutos secos, las espinacas y las zanahorias son fuentes ricas de calcio.
Combinación de calcio y magnesio en dietética
En la corteza terrestre se encuentra un mineral que surge de forma natural de la unión del calcio con el magnesio. Ambos elementos se interrelacionan y complementan cuando son metabolizados por el organismo. El calcio, por ejemplo, favorece la concentración muscular, mientras que el magnesio interviene en la relajación.
Actualmente, la dietética nos ofrece suplementos de calcio o de ambos minerales combinados. Existen momentos en que se hace necesario tomar un suplemento de calcio, sobre todo si se consume una dieta pobre en calcio desde hace varios años.
También es aconsejable tomar calcio cuando tenemos una actividad física poco intensa, cuando no nos encontramos dentro de los parámetros de nuestro peso ideal, tanto por exceso como por defecto; si se es fumador y, muy especialmente, aquellas mujeres que estén atravesando la menopausia antes de los 45 años.