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Exquisitas recetas de arroz fáciles

Prestad mucha atención: 100 gramos de arroz proporcionan 352 calorías y los siguientes prin­cipios nutritivos: 7 gramos de proteínas, 0,86 gra­mos de grasa, 77,18 gramos de azúcar, 14 mgs, de calcio, 136 mgs. de fósforo; sin contar el hierro, la vitamina Bl, la vitamina B2, la vi­tamina PP.

Para la cocina macrobiótica Zen, de la que os hemos hablado a propósito de otras plantas herbáceas y de sus frutos, para esa co­cina que garantiza el bienestar físico, la sereni­dad de alma y la longevidad, el arroz es «el rey indiscutible». En la mesa del monje budista ja­ponés constituye, en efecto, un elemento esen­cial.

Ibamos a olvidar una cosa que interesa a to­dos los que padecen estreñimiento: el glaseado (operación que desembaraza a los granos de arroz de su gluma o envoltura); al suprimir la celulosa, contribuye al estreñimiento. Por otra parte, entero o no, el arroz encierra principios astringentes: de ahí su importancia terapéutica para combatir la diarrea. En este caso, consumid tanto arroz como os apetezca.

Se sabe, de fuentes dignas de crédito, que la utilización prolongada de este cereal cura la hi­pertensión; por tanto, es indicadísimo para las personas mayores. Para los niños de corta edad, se les administra en papilla, muy cocido.
Una renombrada cocinera aconseja un buen plato a base de arroz.

El arroz tiene varias formas de prepararse

¿Queréis tomar nota?

Treinta minutos antes de la hora fijada para la comida, lavad el arroz, picad unas cuantas ramas de perejil, poned bastante agua en una cacerola; en cuanto ésta rompa a cocer, echad el arroz, el perejil y removed. Cuando el arroz esté casi co­cido, probadlo para rectificar de sal; añadir un poco de pimienta y, si lo tenéis a mano, queso rallado.

Minutos después, verted en la sopera: ya está lista una rica sopa para vuestros seres queridos. Es evidente, sin embargo, que para preparar los platos más clásicos a base de arroz, hay que recurrir a la cocina de la longevidad: la cocina Zen. En ésta, en efecto, el arroz es el que im­pone la ley; arroz sakura, arroz aduki, arroz gomuku, arroz frito con puerros.

Tal vez sea este último el que más nos interesa. Aquí tenéis la receta (atención, hay que trabajar a la oriental): se cortan 5 ó 6 puerros en trocitos y se fríen en aceite de maíz o de sésamo, un minuto o dos todo lo más para que no pierdan su bonito color verde. Se agrega inmediatamente el arroz coci­do, teniendo cuidado de separar los granos con la cuchara de madera y de mezclar bien el arroz y los puerros.

Se añade media taza de agua mezclada con otra media de tamarindo (¿Os acordáis? Es salsa concentrada de soja pura). Mezclad un poco más y servid caliente. ¿Sabéis cómo son las croquetas de arroz mo­reno? ¿Y el arroz frito para los invitados? ¿Y el arroz con sésamo? ¿Y el arroz con castañas? ¿Y el arroz en alcuzcuz?

Hay muchas recetas para hacer con arroz en internet

(Arroz listo para degustar)

Os da­remos algunos datos

Garbanzos, lentejas, habi­chuelas, habas, todo esto mezclado con el arroz: ¡qué estupendo conjunto! Los garbanzos debe­rán haber estado una noche en remojo, en agua caliente, y cocer un poco más de tiempo que el arroz; finalmente, mezclados con el agua y con el arroz, terminarán su cocción juntos.

¿Sabéis cómo son las bolitas de arroz? Se trata de otra manera de utilizar el arroz cocido de antemano. Escuchadnos atentamente: prepa­rad un poco de agua fría con sal, en la cual mete­réis las manos para evitar que el arroz se os pe­gue a los dedos; coged un puñadito de arroz cocido y apretadlo para darle la forma de una bola de ping-pong.

Miles de posibilidades se os ofrecen: podéis cubrir estas bolitas, por ejem­plo, con semillas de sésamo tostadas; o echarlas en aceite hirviendo para freirías, y así hasta el infinito. Para cerrar este capítulo del arroz, nos referi­remos a dos platos especiales: la crema de arroz y la torta de arroz.

Crema de arroz: necesitaréis 4 cucharadas de crema de arroz, 3 tazas de agua fría, una puntita de cucharita de café de sal. Poned la crema de arroz en una cacerola con una tacita de agua con sal, coced a fuego vivo, removiendo sin parar para que se mezcle bien; cuando la preparación esté densa, añadid otra taza de agua. Repetid la operación hasta que se agote vuestra reserva de agua.

Rebajad el fuego y dejad cocer unos 20 minutos a fuego suave. Pero atención: si la crema se espesa demasiado tendréis que añadir más agua y aumentar la proporción de sal, a ra­zón de un cuarto de cucharilla de café por taza de agua suplementaria. La crema así obtenida, es excelente para el desayuno. Si se la dais a los niños, os aconsejamos dejarla cocer más de una hora, a medio fuego.

Prueba distintas formas de cocinar el arroz

Y llegamos ya a la torta de arroz

Preparad una buena cantidad de masa, extended la mitad de la misma en una fuente de horno y luego rellenadla de arroz cocido, al cual añadiréis ver­duras igualmente cocidas, en la proporción de 5 volúmenes de verdura por uno de arroz. Agre­gad un poco de agua, una gota de salsa de soja concentrada.

Cubrid la torta con la masa que ha­bréis reservado y coced al horno una media ho­ra, aproximadamente a 300°, para que la torta adquiera un bonito color dorado. Unas palabras, ahora, sobre esta cocina ma­crobiótica Zen, a la cual, como veréis, recurri­mos constantamente. Para no comprometernos, dejaremos la palabra a un especialista italiano, Luca Goldoni.

Invitado a comer por un segui­dor del Zen y por su esposa, nuestro autor trabó así conocimiento con la cocina de los monjes japoneses: «Querido amigo —le dijo su anfitrión al cabo de un rato—, el mundo está sometido a dos fuerzas antagónicas, el yin y el yang… La fuerza yin es la fuerza centrífuga, la fuerza yang es la fuerza centrípeta y por tanto el espacio es yin, el tiempo es yang; son yin el frío, el agua, el oxígeno; son yang el calor, el fuego, el hidrógeno…» ¿No es interesante?

El apóstol del Zen prosiguió: «Cualquier cosa en este mundo está relacionado con esta infernal oposición dialéctica, particularmente diabólica cuando se trata de alimentos; por ejemplo, son yin, y por consiguiente totalmente no reco­mendables, las patatas, los tomates, la ternera de más de tres años, el buey, el azúcar, la cerveza, el café; son yang, mi querido amigo, y perfectamente recomendables por ello, el trigo, las zanahorias, los animales pequeños, las man­zanas y sobre todo el arroz, querido amigo, el arroz…»

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