Los sujetos obesos con peso superior al 130 % del peso ideal suelen tener una disminución de la capacidad vital que se acompaña de una disminución del volumen de reserva respiratoria.
Para poder mantener un intercambio gaseoso normal, el obeso hiperventila (Zapatero, 1976), puesto que además presenta un incremento en la demanda de oxígeno y en la producción de anhídrido carbónico.
La acumulación de grasa en la caja torácica produce deterioros
En las funciones mecánicas y circulatorias del pulmón. Cuando este deterioro se extrema, aparece una seria afectación de la función respiratoria que se traduce en hipoxia, hipercapenia, policitemia, plétora y edema.
En estos sujetos, un trastorno de la ventilación —la alteración primaria—, no asociado a enfermedad pulmonar obstructora o restrictiva, acaba produciendo hipertensión pulmonar, hipervolemia e hipertrofia ventri- cular derecha (Vaughan, 1980).
Estos trastornos fueron descritos hace más de veinte años con la denominación de síndrome de Pickwick y actualmente se conocen como síndrome de obesidad- hipoventilación o de hipoventilación inducida por la obesidad.
No todos los sujetos con obesidad masiva desarrollan el síndrome de obesidad-hipoventilación, de manera que, desde el punto de vista respiratorio, se habla de obesos eucápnicos (aquellos con niveles de C 0 2 en sangre normales) y de obesos hipercápnicos o con obesidad-hipoventilación.
La obesidad hipercápnica es menos frecuente
Es menos común que la obesidad simple o eucápnica. En esta última, sin embargo, también existen alteraciones de la función respiratoria, aunque no se manifiesten clínicamente.
Los trabajos de Vaughan y cois. (Vaughan, 1980) han demostrado una disminución de la compliance, que guarda una correlación directa con el grado de sobrepeso, pero que nunca es inferior al 20% de los valores normales.
También han confirmado una menor eficiencia de los músculos respiratorios y, consecuentemente, una disminución de la capacidad residual funcional, de la capacidad vital y de la capacidad pulmonar total. Todo ello conlleva un intercambio gaseoso anómalo que se traduce en hipoxemia en ausencia de hipercapnia.
Estas alteraciones han de ser tenidas en cuenta cuando el paciente ha de ser sometido a una anestesia general, especialmente en intervenciones de cirugía abdominal, en las que disminuye marcadamente la P 0 2 arterial.
El grupo de mayor riesgo son los obesos ancianos, y en ellos está justificado monitorizar la determinación de la oxigenación de la sangre arterial mediante un catéter intraarterial. Otro hecho a tener en cuenta en estos pacientes es la sobrecarga ventricular izquierda secundaria a una hipertensión, que puede provocar una muerte súbita cuando se agrava la hipoxemia.
[amazon_link asins=’B078XJ1N65,B01MSOUZC2,B078S94XLT,B06XGMWTS7,B00XO2832I,B077S42KV3,B017I4947U,B06Y59PLN1,B00M0VR5MI’ template=’ProductCarousel’ store=’comoperderpeso-21′ marketplace=’ES’ link_id=’460a434c-88d1-11e8-8616-01cb2a3022aa’]