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Aprendamos que es la obesidad y sus alteraciones metabólicas

En la obesidad existe una tendencia exagerada del organismo a almacenar reservas energéticas. Éstas se almacenan en forma de grasa porque es la forma más económica —proporciona más calorías por unidad de peso que cualquier otro sustrato energético— y más cómoda —ocupa menos lugar y pesa menos, puesto que los lípidos no necesitan agua para almacenarse.

El organismo puede almacenar lípidos procedentes de los lípidos de la dieta o sintetizados a partir de otros sustratos aportados en la dieta como son los carbohidratos y las proteínas. Los sistemas metabólicos de los organismos animales permiten la interconversión de unos principios inmediatos en otros a excepción de los ácidos grasos que no pueden reconvertirse en proteínas o carbohidratos.

Habitualmente, cuando la cantidad de proteínas e hidratos de carbono ingeridos supera las necesidades inmediatas, una parte de los mismos se convierte en grasa, conservándose así la capacidad energética de estos sustratos.

En la obesidad existe una tendencia a favorecer las vías metabólicas que permiten la síntesis de lípidos a partir de otros sustratos y su almacenamiento, por lo cual se producirá una serie de alteraciones en el metabolismo de los principios inmediatos o metabolismo intermediario.

El cuerpo tiene por costumbre almacenar grasa

Metabolismo lipídico

Los dos tejidos lipogenéticos por excelencia —el hepático y el adiposo— sintetizan más lípidos en los obesos que en los delgados (Ángel, 1979). También la cantidad de lípidos exportados por el hígado es superior en los obesos (Assimacopoulos, 1976).

Ello debería producir una elevación de los lípidos plasmáticos (especialmente triglicéridos y colesterol) que no siempre se observa, porque la cantidad de lípidos circulantes viene determinada, además, por los procesos de aclaramiento.

Los lípidos transportados en las lipoproteínas plasmáticas de muy baja densidad son «descargados» en las células musculares y adiposas, considerándose que con ello se aclara el plasma.

El metabolismo es clave para la obesidad

La rapidez con que estos lípidos pasan al tejido es mayor en los obesos

Y por ello aunque lleguen en más cantidad a la sangre también desaparecen en una proporción superior.

Sólo cuando el «aclaramient» de triglicéridos disminuye se produce un aumento de la cantidad circulante, originándose una hiperlipoproteine- mia de tipo IV, la más frecuente en la obesidad.

Así, llega una mayor proporción de ácidos grasos libres, glicerol y colesterol al tejido adiposo de los obesos que en los sujetos con normopeso. Estos sustratos entran en el adipocito y son utilizados para la síntesis y el almacenamiento lipídico. La mayor parte de los lípidos almacenados son triglicéridos, sintetizados a partir de ácidos grasos y glicerol.

Al aumentar el aporte de ácidos grasos al adipocito, es mayor la cantidad de sustrato disponible y ello favorece la síntesis. Ahora bien, para la síntesis de triglicéridos es imprescindible disponer de glicerol-3-fosfato (el denominado glicerol activado) y la principal fuente de este metabolito en la célula adiposa no es el glicerol procedente de la sangre sino la glucosa.

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