Los ejercicios para adelgazar son buenos, lo que los occidentales modernos necesitan saber es el valor real de cualquier clase de ejercicio. El hombre que juega a tenis, a squash o a balonmano dos veces por semana puede rebajar seis kilos al año, y la mujer que da un breve paseo de veinte minutos cada mañana, puede perder hasta cuatro.
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Los mejores ejercicios para adelgazar
El ejercicio, en palabras de Mayer, “es la gran variable en el gasto de energías”, y por tanto en la pérdida de peso. Tan valioso es el que ningún plan serio de reducción de peso podría dejar de considerar su importancia. Como veremos, ni la edad ni el sexo son barreras para el método de control de peso más eficaz que se conoce.
La segunda alternativa que se abre a quien desee perder peso, es decidirse por una dieta restringida en calorías. Para hacer desaparecer medio kilo de grasas, el adulto debe reducir su ingestión de calorías a 3.500 unidades.
Los médicos recomiendan generalmente un recorte de 500 calorías diarias, lo que en teoría permite al que se someta seriamente a la dieta rebajar medio kilo a la semana durante todo el tiempo que esa persona decida continuarla. Hay gran número de razones por las que esta teoría no se traduce en la práctica con tanta claridad.
Una es la terrible dificultad de determinar una dieta que proporcione todos los elementos nutritivos necesarios excepto las calorías, que no sea difícil ni lenta de preparar, y que al mismo tiempo sea sabrosa.
La situación se complica todavía más por el hecho de que las necesidades calóricas de un individuo a otro son altamente variables, pues hay hombres activos que llegan a necesitar doble cantidad de alimentos de contenido calórico que muchas mujeres sedentarias.
Además, muchos hombres y mujeres activas y ambulantes no toleran fácilmente durante mucho tiempo una dieta que contenga menos de mil calorías al día sin acabar en un estado de ánimo irritable o apático.
Mayer considera “muy poco recomendable para el individuo, a no ser en circunstancias extremas o incluso bajo tratamiento hospitalario, tener un déficit de más de mil calorías diarias, durante el periodo que sea”.
Para combatir la negativa del cuerpo a acomodarse a tal cambio, la ciencia médica y la industria dietética han desarrollado una gran cantidad de programas dedicados a suprimir o, simplemente, confundir las respuestas normales del cuerpo a la necesidad de alimento.
Entre éstos se cuentan primordialmente las llamadas dietas a base de píldoras, mezclas de anfetaminas, barbitúricos, estimulantes y sedantes que producen un impacto poderoso, aunque temporal, sobre el hipotálamo, el centro de la saciedad localizado en el cerebro, al crear, a base de fármacos, la sensación artificial de no necesitar más comida, pese a no haber ingerido nada.
Como veremos más adelante, el efecto a corto plazo de tales dietas por píldoras puede resultar impresionante. Producen una pérdida de peso inmediata y espectacular en la mayoría de los casos y, asimismo, crean estados de exceso de tensión y originan perturbaciones cardiovasculares y gastrointestinales.
Utilizadas con regularidad durante un mes o seis semanas, pueden inducir a alucinaciones o a ilusiones paranoicas. Por razones que no se comprenden todavía con claridad, pierden también su eficacia tras un periodo de seis semanas, y no es extraño que a continuación el paciente recupere todo el peso que había perdido.
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