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Dos consejos para aumentar el gasto calórico

A continuación damos dos consejos para aumentar el gasto calórico en tareas y actividades cotidianas.

Haga pasos de más.

Si puede escoger varios, vaya al teléfono más distante. Vaya a beber a la fuente más alejada de su escritorio en la oficina, en vez de ir a la que tiene a cinco metros. Eche el correo en el buzón situado tres calles más allá, no en el de la esquina. Suba al cuarto de baño del piso de arriba, si vive en una casa de dos; diríjase al último ascensor, o a la papelera de la habitación de al lado.

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Estacione el automóvil en la esquina más alejada de su manzana. Vaya a pie a los recados que le obligan a acercarse al centro. Visite a pie a aquel amigo que vive a cinco minutos en coche y a veinte andando. No importa lo que haga, sino lo continuado que sea en su esfuerzo. Lo realmente interesante es hacer un poco más cada jornada, hacer metros cada día de modo que la lectura diaria de su podómetro indique una cifra más alta que la del anterior.

Camine cuando se note soñoliento.

El antídoto perfecto para la fatiga que le agobia al final del día es un paseo activo, no una breve cabezada. Ésta es una afirmación que sólo puede demostrarse con la práctica, pero que no requiere mucha. Si al final de la jornada se siente decaído, las razones son más de orden psicológico que fisiológico.

Durante todo el día ha estado funcionando a tope, cumpliendo sus obligaciones, y cuando la jornada finaliza se produce en usted una baja de actividad, que instintivamente se transforma en relajamiento.

Debido a una costumbre adquirida con los años, esta relajación emocional tiene su manera de convertirse en inercia física. Sin embargo, repetimos, sólo es una vieja costumbre adquirida; lo que el cuerpo necesita verdaderamente al llegar a este punto es una fuente fresca de actividad que le revitalice el espíritu y le entone los músculos.