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Cualidades Provechosas de las Vitamina D, E y K

Cualidades Provechosas de las Vitamina D, E y K

Cualidades Provechosas de las Vitamina D, E y K

Importancia de la Vitamina D

Esta «vitamina solar» la tomamos con los alimentos o la luz ultravioleta estimula a nuestro cuerpo para que la produzca. Las personas que viven todo el año en regiones meridionales solea­das no necesitan tomarla con la comida.

El precursor metabólico de esta vitamina se encuentra en la lámina de aceite y grasa de nuestra piel. Cuando los rayos ultra­violetas del sol inciden sobre ella, tienen lugar procesos químicos y se produce vitamina D; que es importante para la absorción de calcio y para el desdoblamiento del fósforo en el intestino.

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Pues­to que influye de manera positiva sobre el calcio y el fósforo; la vitamina D es imprescindible para un sistema nervioso estable; para un corazón sano y para la coagulación de la sangre.

Después de su absorción a través de la piel o del intestino; la vitamina D se almacena en el hígado, la piel, el cerebro, el bazo y los huesos.

Se la considera como la sustancia más potente de nuestro organismo; de la que necesitamos todos los días solamen­te de cinco a diez millonésimas de gramo. Se encuentra conteni­da sobre todo en el aceite de hígado de bacalao, el hígado, el atún, el salmón o la yema de huevo.

Cualidades Provechosas de las Vitamina D, E y K

Todo sobre la Vitamina E

Esta vitamina, llamada también tocoferol; ante los más re­cientes descubrimientos de la inmunología ha despertado el in­terés de la ciencia, y también de la opinión pública. Protege de la oxidación sobre todo a los ácidos grasos saturados y a la vita­mina A.

En este proceso, la sustancia afectada se descompone y forma con otros metabolitos nuevas moléculas, a menudo peli­grosas. En presencia de vitamina E en el tracto intestinal; tam­bién resultan protegidas de la oxidación las vitaminas C y del complejo B.

La vitamina E, o tocoferol, además de su efecto inmunológico desempeña toda una serie de otras funciones en nuestro organismo. Garantiza el suministro de oxígeno a los glóbulos rojos, la respiración celular en los músculos; las características de fluidez de la sangre; el suministro de nutrientes a las células y la solidez de la pared de los vasos sanguíneos.

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En las personas de mediana edad, la vitamina E ayuda a fortalecer la vista. Ade­más, favorece la curación de las heridas y contribuye al mante­nimiento del equilibrio hídrico.

Por consiguiente se la necesita en múltiples aspectos y es algo que hay que tener en cuenta en la composición de la dieta. A esto se añade el hecho que es una vitamina muy lábil a la que destruyen el hierro, el cloro, las grasas; los aceites minerales y también las hormonas (por ejemplo, el estrógeno) o que al me­nos perturban en su absorción.

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Datos Interesantes sobre la Vitamina K

Sin esta vitamina nuestro hígado no podría fabricar el enzi­ma protrombina; que es muy importante para la coagulación de la sangre. Esta vitamina liposoluble tiene también una impor­tancia decisiva en la biosíntesis del glucógeno, que es el hidrato de carbono de almacenamiento en nuestro cuerpo.

Es también un nutriente importante para el hígado y; en conjunto, impres­cindible para nuestra vitalidad y longevidad. Una carencia de vitamina K en la dieta provoca una reabsorción insuficiente de las vitaminas y los minerales en la mucosa intestinal. Con ello se perderían entonces las sustancias vitales que se pretende incor­porar con esa dieta.

Precisamente, la vitamina K demuestra lo necesaria que es una dieta mixta equilibrada. Para estar sanos necesitamos cerca de 40 nutrientes distintos y no distribuidos en la semana o el mes; sino como un suministro constante a nuestro metabolismo.

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En el ejemplo de la vitamina K esto significa lo siguiente: un déficit conduce a una serie de síntomas; a hemorragias internas (sobre todo en el tracto gastrointestinal); a hemorragias nasales, diarrea, deterioro prematuro de las células y otros trastornos.

Si añadimos a la dieta; o lo tomamos como parte de ella, un yogur, nuestro metabolismo puede sacar de ahí suficiente vitamina K. Lo mismo rige para las verduras. También la leche, la yema de huevo, el aceite vegetal prensado en frío y el aceite de hígado de bacalao contienen vitamina K

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