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Curiosidades sobre las clases de hierbas

Hoy día, conocemos algo de esas plantas y hierbas. Sabemos, por ejemplo, que casi todas ellas pertenecían a las familias de las solanáceas y de las ranunculáceas.

 Curiosidades sobre las clases de hierbas

Origen del nombre de las hierbas

¿Sus nombres?, tenían nombres que se asocian a sus descubridores. Belladona, beleño, estramonio, mandrágora, dulcamara, adormidera, acónito, mirra, etc. Con los jugos y las esencias de estos vegetales, magos y hechiceros preparaban ungüentos y pociones que provocaban extrañas euforias, visiones sorprendentes que transportaban a los pacientes a paradisíacos universos extraterrestres.

También con gran frecuencia causaban la muerte, al menos un profundo letargo del que el paciente, si tenía suerte, salía con la mente embotada y el cuerpo agotado.

Había asimismo otras plantas: el laurel, el llantén, la ruda, el cólquico, la centaurea, el euforbio. Sabemos igualmente por los historiadores que estas hierbas. Para conservar sus propiedades, debían ser cogidas en determina das estaciones, en el curso de ciclos lunares establecidos de antemano.

 Curiosidades sobre las clases de hierbas

¿Quiénes usaban éstas hierbas?

Sabemos finalmente que ciertos pueblos bárbaros, tracios, masagetas, escitas, conocían los poderes mágicos y medicinales de diversas plantas. los cuales hacían uso en una medicina con hierbas, pobre y primitiva.

En cuanto a los germanos, tenían la costumbre de envenenar la punta de sus flechas conjugo de acónito. Que no ignoraban la toxicidad de la cicuta y que poseían infinitos conocimientos sobre las hierbas buenas y malas.

Los galos no eran menos expertos en la materia. Sus sacerdotes, los druidas, practicaban ceremonias mágicas utilizando plantas y hierbas medicinales y aromáticas.  Entre otras el muérdago que se llamaba en celta sacrivi: este vocablo daría el nombre latino viscum de donde proviene la palabra muérdago.

Virgilio nos cuenta igualmente que las hierbas, mágicas o no mágicas, eran perfectamente conocidas por los etruscos, los sabinos y los marsos, quienes las usaban frecuentemente. Otro tanto sucedía con todas las tribus del grupo oscosabélico de la Península itálica.