La magia de las plantas y de las hierbas posee los mismos orígenes que el hombre, acompaña toda la historia de la Humanidad. Sus prácticas misteriosas se pierden en la noche de los tiempos.
La mitología y la literatura de las más antiguas civilizaciones aparecidas sobre la tierra. Estarían llenas de sueños extraordinarios e imposibles. Sabemos que las sibilas y los magos del mundo clásico grecorromano realizaban sortilegios y encantamientos terribles y maravillosos.
Historias de plantas y las hierbas
Todos nos acordamos de Circe, de Medea. Con la ayuda de frutos, de jugos o de extractos, estas mujeres sabían cambiar la apariencia de los hombres, transformándolos en animales o en objetos.
Al obrar así, modificaban el orden natural y por consiguiente el orden divino. De este modo violaban los principios inmutables de la creación. y además trataban de escapar a las leyes de la naturaleza, entraban en una competencia infernal con la Divinidad.
La cuna de estos fenómenos extraordinarios se hallaba. Como sabemos, en las regiones del Oriente mediterráneo, en Egipto, en Caldea, en Fenicia, en Siria, en Persia, en Grecia.
Los sacerdotes sirio-babilonios conocían las propiedades milagrosas de las hierbas y plantas cuyo poder consideraban sobrenatural. Entre las plantas mágicas figura el loto. Los cuales tenían un poder inconmensurable sobre las imaginaciones y las conciencias.
Mitología de las hierbas y plantas
Las brujas, encantadoras o sibilas más famosas, hallaban en Tesalia, provincia septentrional de la Hélade, su patria ideal. Allí la tierra era tenebrosa y misteriosa, sacrílega maldita y, sobre todo, generosa, con una cantidad considerable de hierbas y de plantas de propiedades prodigiosas.
Se dice que aquella región fabulosa fue atravesada un día por Cerbero, el perro feroz al que Hércules había arrancado a los Infiernos. Además se asegura que al pasar aquél vomitó sobre las plantas y las hierbas el veneno pestífero de su aliento.
En Cólquide, pueblo de Tesalia, la hechicera Medea encontró los productos tóxicos que necesitaba y que no existían en ninguna otra parte. También en Tesalia nació la terrible serpiente Pitón, de cuyas vísceras surgieron los centauros.
El más célebre de los cuales es el sabio Quirón, cirujano, médico y conoce dor sin par de plantas y de productos médicos. De Quirón, según se dice, aprendió Esculapio la mayor parte de los secretos de su arte de hierbas y plantas.
Quirón sabía muchas cosas, demasiadas; lo sabía todo. A él se debe ese arte extraño que. por medio de tisanas, de diversos brebajes de naturaleza vegetal, hábilmente manipulados por los magos y los hechiceros. Ellos podían devolvía la belleza perdida, el amor extinguido. la felicidad deseada. Pero que también sabía. Por añadidura, aplanar las montañas, desviar los ríos, cautivar las almas, apoderarse de los corazones.
Sin duda habéis oído hablar del célebre filtro de Medea, cuya receta fue revisada siglos más tarde por Nostradamus; al parecer contenía mandrágora, ámbar gris, canela, almizcle, clavel, vino de Creta. Pues bien, esta mezcla tiene, en efecto, algo de científica: la canela y el clavel forman parte de los productos afrodisíacos.
Hechiceria de hierbas y plantas
Al aproximarse al cabo conocido con el nombre de cabo Circeo, el viajero ve orientarse el curso de sus pensamientos hacia la fabulosa he chicera Circe, hija atormentada del Sol. Al cabo de tantos siglos, sus prodigios aún permanecen grabados en la mente de los poetas.
Circe era aquella hechicera que encantaba a los navegantes ingenuos con un filtro desconocido; tocándoles con la punta de una varita mágica. Los transformaba en cerdos, Ulises estuvo a punto de ser una de sus víctimas.
Homero cuenta cómo pudo escapar el héroe al maleficio, protegido como estaba por una hierba maravillosa. Lo que le permitió obligar a la hechicera a devolver a sus compañeros su apariencia humana.
Medea, gran sacerdotisa, tenía fama de ser una extraordinaria hechicera; su poder provenía de un profundo conocimiento de las hierbas y de los arbustos. Ya hemos hablado de su filtro mágico. Sabemos también, por ejemplo, que el baño que preparó para rejuvenecer a Eson, completamente decrépito, contenía milagrosas esencias vegetales. Del mismo origen, sin duda, eran los filtros mágicos que le permitieron a Jasón llevar a cabo sus más osadas empresas.