Con su bestseller «Manténte joven, vive más» Gayelord Hauser, médico privado de numerosas estrellas de Hollywood, adquirió una fama fulminante en Estados Unidos y después en todo el mundo, aunque menos en España. A comienzos de los años cincuenta su programa dietético dominaba la opinión pública cuando se trataba de adelgazar o de mantenerse delgados. Todo esta gracias a su famosa dieta proteica.
Muchos médicos se enfadaron con el éxito de Hauser pues lo que este médico de Hollywood predicaba era lo que ellos llevaban aconsejando a sus pacientes desde hacía años: una dieta de adelgazamiento de una a dos semanas de duración, en la que se prescinde por completo de la grasa y se permiten los hidratos de carbono sólo de modo condicionado.
Dieta proteica
En el «menú dieta proteica» aparecen gran cantidad de proteínas obviamente. Para mantener el suministro de vitaminas y minerales, el doctor recomienda además preparados de sustancias vitales procedentes de la farmacia.
En principio, pues, nada nuevo. De todas maneras, tuvo la ocurrencia de que sus seguidores de la delgadez comenzaran el día con una pequeña dosis de aceite vegetal o de pescado, con levadura vitaminas y minerales.
Esta obligación matutina antes del desayuno tiene también su efecto psicológico favorable. Obliga a la autodisciplina y transmite la sensación de comenzar con salud el trabajo del día. Con el buen empuje de nutrientes a primeras horas se cumple ya la principal misión de la o las dietas proteicas para adelgazar.
Sólo hay que poner cuidado para durante el día a ser posible no comer más que carne, pescado o aves. Se acompaña de la máxima cantidad posible de ensalada, que contiene muchas vitaminas pero relativamente pocos hidratos de carbono.
Dieta proteica para bajar de peso
La proporción de proteínas se acerca al cincuenta por ciento. Esto significa que en el curso de apenas una semana el cuerpo recurre a las reservas de hidratos de carbono y las degrada, junto con el agua que llevan ligada. Este glucógeno rico en energía se encuentra en la práctica totalidad de nuestras células corporales.
Unido a esta pérdida, para las dietas ricas en proteínas es típica la disminución de peso de hasta cuatro kilos en la primera semana, según el sobrepeso o el consumo energético de cada uno. Después de la utilización de estos depósitos de hidratos de carbono se van fundiendo los tejidos adiposos, es decir, se movilizan las reservas almacenadas en las células adiposas.
Quien sigue de manera consecuente la dieta hiperproteica y se mantiene en las 800 calorías diarias, permite que estas células pierdan sus existencias de grasa.
La consecuencia es la correspondiente retirada de los panículos adiposos, especialmente en el vientre y en las caderas. Las células adiposas se vuelven más pequeñas, aunque no disminuye su número. Pero existe el peligro del efecto yo-yo: si se vuelve a comer mucho después de la dieta, estas células adiposas se llenan otra vez rápidamente y reaparecen los kilos perdidos.
Como con cualquier dieta, a la dieta hiperproteica propiamente dicha le han de seguir unos hábitos alimentarios disciplinados. Con la dosis de aceite de pescado (aceite de hígado de bacalao) o vegetal (por ejemplo, de germen de trigo) comienza el día en esta reducción de peso.
El aceite de hígado de bacalao es rico en ácidos grasos omega-3, que son ácidos grasos no saturados múltiples y de alto valor que aparecen en elevada proporción en las grasas de los peces. Contiene además vitaminas A y D; el aceite de germen de trigo lleva asimismo proteínas en gran cantidad, vitaminas B, hierro, cobre, magnesio, manganeso, calcio y fósforo.
Es la fuente natural más rica en vitamina E y ácidos grasos no saturados múltiples, que deben aportarse en las dietas proteicas pobre en grasas para que no se produzcan los correspondientes fenómenos carenciales. Por último, la cucharada de levadura de cerveza que se administra a primera hora de la mañana contiene 16 aminoácidos, 14 minerales distintos y es extraordinariamente rica en vitamina E.
Según los conocimientos más recientes, las levaduras contienen infinidad de sustancias productoras de enzimas y son útiles también contra el estreñimiento.
Dieta proteica alimentos
Puesto que en la dieta proteica para bajar de peso, además de las ensaladas y las verduras, dominan la carne, el pescado y los huevos, con la proporción relativamente elevada (cerca del cincuenta por ciento) de proteínas quedan garantizados los nutrientes.
No es necesario tomar grasas pues se encuentran ocultas en muchos de los alimentos permitidos en esta dieta tales como por ejemplo leche, queso fresco, pescado, carne y aves; también aparecen en el aceite de hígado de bacalao y en el de germen de trigo. La proporción de las grasas queda entonces reducida al veinticinco por ciento. El resto son hidratos de carbono.
¿Qué se puede comer?
- Calorías: 800-1.200 diarias.
- Proporción de nutrientes: 25-30% hidratos de carbono, 50% proteínas, 20-25% grasas.
- Desayuno: Café o té sin azúcar pero con edulcorante. Un huevo, pan integral o galleta de pan. Antes del desayuno se toma una cucharada de aceite de hígado de bacalao o de aceite de germen de trigo, un preparado vitamínico con mucha vitamina C y una cucharada de levadura de cerveza.
- Comida: Pollo a la plancha con ensalada y pan blanco; pescado cocido con una patata; una rodaja de hígado con algo de arroz.
- Cena: Fiambre; rosbif; gambas; queso fresco con tostada o galleta de pan.
- Bebidas: Agua mineral, jugo de tomate o de verduras, zumo de fruta.
Desventajas
Resumen
Intolerancias, riesgos y efectos secundarios
La consecuencia puede ser un aumento del nivel de ácido úrico con el riesgo de sedimentos cristalinos en los tejidos y las articulaciones (¡gota!). Aquellos que practiquen deportes, tengan una actividad corporal intensa o hagan un trabajo que requiera esfuerzos físicos, deberían optar por una dieta rica en hidratos de carbono porque sólo de este modo puede garantizarse el aprovisionamiento con glucosa.