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Aspectos que favorecen la obesidad

Los aspectos que favorecen la obesidad son muchos y variados, no queremos entrar en detalles sobre estereotipos de moda – en la mayoría de los casos de forma pasajera – si no en aquellos que tienen incluso que ver con la evolución del hombre.

Aspectos que favorecen la obesidad

Los diferentes climas del mundo son aspectos que favorecen la obesidad

Es interesante señalar en este punto que las personas obesas se encuentran en mayor número en los climas donde la posibilidad de encontrar alimentos se da por estaciones; tanto en el Ártico como en el ecuador el clima es constante, lo que da lugar a un genotipo.

Esta observación parece sugerir que, a lo largo de los siglos, las personas de las regiones donde el suministro de alimentos era imprevisible o variable desarrollaron una mayor capacidad de almacenamiento de grasas ante la perspectiva de un hambre generalizada, en lo que el genetista James Neel denomina “genotipos económicos”.

Las figurillas paleolíticas pertenecen a este grupo, caracterizado por los huesos largos, los torsos pronunciados, los pechos robustos y las extremidades cortas. Es, en pocas palabras, una forma perfectamente adaptada para la conservación del calor corporal, pues la superficie es relativamente pequeña en comparación con el volumen del cuerpo, y los órganos vitales quedan totalmente aislados.

Asimismo, y no es mera coincidencia, los lapones del Círculo Polar Ártico se cuentan entre los pueblos de menor estatura, pues llegan apenas al metro y medio. En este caso, la adaptación es al frío, antes que a un suministro de comida fluctuante, y es interesante observar que entre los tapones, al igual que entre los esquimales, apenas se dan casos de obesidad.

Tampoco los hay entre los pigmeos de las selvas tropicales africanas, cuya diminuta estatura es posiblemente una respuesta a la humedad del clima, más que a la temperatura. Los vecinos del Nilo, los masais, que habitan una de las regiones más áridas de la tierra, son el pueblo más alto del mundo, pues los varones sobrepasan habitualmente el metro ochenta centímetros.

Aquí la adaptación se produce con respecto al calor implacable, pues los miembros largos aumentan la superficie de evaporación del cuerpo, lo que les facilita la estabilización de la temperatura interna.