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Control de estimulos para frenar la obesidad

El análisis de los autorregistros permitirá al paciente obeso y al terapeuta identificar aquellas situaciones o acontecimientos que preceden diariamente a la conducta de comer.

A la modificación de estas situaciones o estímulos antecedentes que preceden a la conducta de comer se denomina control de estímulos, siendo éste uno de los componentes más importantes de los programas conductuales para el tratamiento de la obesidad.

 

Las estrategias de control de estímulos

La mayoría de programas conductuales están diseñadas para reestructurar el ambiente del sujeto obeso, de forma que solamente coma en presencia de un número limitado de indicadores. A pesar de que existen programas de control de estímulos bien establecidos (Bellack, 1975; McReynolds, Lutz, Paulsen y Kohrs, 1975), el terapeuta debe ser innovador y diseñar y utilizar los procedimientos más apropiados para el estilo de vida de cada paciente.

En la Tabla 15 presentamos algunas de las estrategias de control de estímulos empleadas con más frecuencia. Algunos autores han incorporado a estas estrategias las destinadas a reducir la velocidad de la ingesta. Consideramos que las tácticas que se emplean en este caso no son propiamente procedimientos de control de estímulos antecedentes y por consiguiente no las incluimos en la Tabla 15 ni en este apartado.

Como se observa, las estrategias recogidas en la Tabla 15 van dirigidas fundamentalmente a modificar todas aquellas situaciones de estímulos antecedentes que favorecen la aparición de la conducta de ingesta, y que están relacionados con las situaciones de compra, almacenamiento, preparación y consumo de los alimentos.

La práctica continuada de estas estrategias facilita que el sujeto obeso obtenga el control sobre su conducta de sobreinges- ta y en consecuencia que reduzca su peso.

Tener control de los estímulos es esencial

Modificación del estilo de alimentación

Como ya señalábamos en el capítulo 3, la creencia no confirmada de que los obesos tenían un estilo de alimentación diferente a las personas con normopeso, condujo a Ferster y cois. (1962) y Stuart (1967, 1971) a proponer una serie de estrategias destinadas a la modificación del estilo de alimentación.

Las pérdidas de peso observadas mediante estas estrategias han conducido a la incorporación de las mismas en todos los programas de tratamiento conductual. La modificación de los hábitos en tomo a la velocidad y cantidad de alimento por ingesta es uno de los objetivos más importantes de los programas conductuales.

El empleo continuado de las estrategias presentadas en la Tabla 16, permitirá que los sujetos obesos experimenten mayor placer cuando realicen las ingestas, coman en más ocasiones con sensación fisiológica de hambre y reduzcan la cantidad de calorías que ingieren por cada comida realizada.

Además, cuando el sujeto obeso ya ha aprendido a diferenciar los estímulos que controlan su conducta al comer y ha practicado las estrategias tanto de control de estímulos como las dirigidas a disminuir la velocidad de su ingesta, es necesario que desarrolle respuestas competitivas alternativas a la conducta de comer, que pondrá en práctica cada vez que tenga la necesidad de comer.

Así, el terapeuta adiestrará al sujeto para que identifique las cadenas conductuales de sus episodios de comer y que elabore listas de actividades alternativas de distracción de la conducta de comer. Por ejemplo, ducharse o tomar un baño, dar un paseo por la calle, llamar a un amigo, hacer algo de ejercicio y esperar 15 minutos antes de comer pueden ser alternativas adecuadas que demoren o incluso intercepten la emisión de la conducta inadecuada.

A medida que el sujeto tenga más dominio para analizar su cadena conductual se le adiestrará para que aprenda a interrumpir la cadena en los primeros eslabones de la misma, llegando incluso a dar conductas de evitación (Craighead, 1985).

La mayoría de cadenas conductuales de la conducta de ingesta se inician como respuesta a estados emocionales negativos tales como el aburrimiento, cansancio, depresión o ansiedad. Es conveniente que, además de las respuestas alternativas ya señaladas, se entrene al individuo obeso en procedimientos como la relajación, entrenamiento en asertividad o estrategias de resolución de problemas que le facilitarán el control de la conducta de comer en presencia de esos posibles estados emocionales.

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