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Por qué se engorda, analizando las causas

La pregunta de por qué se engorda tiene un gran número de respuestas, que pueden aplicarse a un caso concreto ya sea aisladamente o bien en conjunto.

por qué se engorda

Principales respuestas a la pregunta de por qué se engorda

En la mayor parte de las ocasiones la herencia es parte básica de la respuesta, ya que los padres obesos son muy propensos a tener hijos obesos, y no importa mucho en realidad si ello cabe atribuirlo principalmente a la herencia genética o al aprendizaje durante la infancia, puesto que el resultado es el mismo.

En una pequeña minoría, puede considerarse también un factor importante los trastornos graves en el sistema endocrino. En casi todos los casos, uno de los factores de mayor importancia son los malos hábitos alimentarios, que con gran frecuencia se inculcan durante la infancia y la adolescencia y que casi siempre se combinan con una dieta alimenticia desequilibrada.

Las tensiones, el stress y la ansiedad, así como un amplio espectro de trastornos psicológicos, tanto leves como graves, pueden ser también una causa que contribuya a la obesidad, aunque los problemas emocionales raramente lo son por sí solos.

Por último, cabe decir que el propio exceso de peso es causa de una mayor obesidad. Como hemos visto, existen pruebas médicas cada vez más sólidas de que los individuos obesos pierden la facultad de responder a los mecanismos que gobiernan el apetito y la regulación de peso de sus propios organismos, al tiempo que desarrollan simultáneamente una capacidad cada vez mayor en convertir la glucosa en grasas almacenadas.

Durante siglos, el problema del exceso de peso se resolvió con un método muy sencillo: el individuo se limitaba a comer un poco menos en cada comida hasta alcanzar el nivel de peso que le parecía más conveniente.

Este es todavía el método más seguro y menos peligroso para eliminar del cuerpo el exceso de kilos y mantenerse en el nuevo peso, pero en la actualidad el problema de los regímenes alimenticios resulta mucho más complicado que hace, por ejemplo, tres décadas, pues según los expertos el nivel de calorías recomendado para los occidentales sedentarios que no siguen dietas ha alcanzado ya su punto más bajo.

Una mayor reducción comprometería seriamente el nivel energético que todo individuo debe conservar para seguir respirando, comiendo y durmiendo. Ello significa, en pocas palabras, que a mucha gente ya no le queda mayor margen que seguir aplicándose en regímenes.

Muchos norteamericanos obesos se desesperan al comprobar que mantienen su peso o incluso ganan algún kilo siguiendo dietas que contienen poco más que las calorías recomendables para mantener los niveles de actividad cotidiana, lo cual significa que todo tipo de dietas de bajo contenido en calorías a las que se sometan resultarán extremadamente difíciles de mantener.

Por tanto, uno de los grandes retos a que se enfrenta la medicina preventiva de nuestros días es preparar un régimen alimenticio que favorezca la salud. En el próximo capítulo trataremos las dietas de pérdida rápida de kilos, y veremos que éstas plantean la mayor amenaza para el tratamiento de la obesidad.