Picar entre comidas, lo que a menudo se ha considerado como la causa de la obesidad, debe considerarse en realidad como una ayuda para el que se somete seriamente a un régimen. No hay mejor modo de mitigar la sensación de hambre y de eliminar las ganas de comer. Todo régimen alimenticio que no sea capaz de reconocer los beneficios potenciales de comer menos a base de comer más veces priva al paciente de un arma muy valiosa en la batalla por conservar la línea.
¿Por qué picar entre comidas?
Picar entre comidas forma parte de la naturaleza humana; el que estas comidas entre horas le hagan ganar o perder peso depende de cómo y de cuándo se hagan. Un bocado de dos dulces de pastelería, por ejemplo, representa más calorías que un desayuno consistente en zumo de naranja, dos huevos, una loncha de jamón, una tostada con mermelada y dos tazas de café, y es además menos nutritivo que este completo desayuno. En consecuencia, los dulces de pastelería no se incluyen en la lista de bocados recomendados que figura en las páginas siguientes, y todos los cuales han sido escogidos porque contienen una proporción relativamente alta volumen/calorías.
Como el texto indica, los bocados entre horas son un elemento esencial del Plan Magistral de Control de Peso, ya como recompensa de una modificación de conducta fructífera (como se recoge en esta misma Tercera fase, ya como medio de limitar las ganas de comer y de reducir, por tanto, la ingestión de calorías (como se verá al final de la Cuarta fase). La mayor parte de las sugerencias contenidas en la Tercera fase del Plan Magistral se aplican con la misma intensidad a las comidas de verdad que a las comidas entre horas, por lo que muchas se repiten en las páginas que siguen.
Cuando coma, no haga otra cosa que comer.
Si cuando come está leyendo, viendo la televisión, planchando la ropa o preparando la comida, es fácil que sea menos consciente de lo que está comiendo, y con demasiada frecuencia dejará de advertir lo mucho que está engullendo. Gran parte del placer de la comida es puramente circunstancial; una compañía agradable, una conversación interesante en la mesa o una botella de vino.