Y es que lo dulce se convierte en amargo si no regulamos la ingesta de lo que resulta agradable al paladar. Porque ahora en nuestro tiempo más hemos de comer con la cabeza; que con el gusto de la boca si es que queremos percibir a la nefanda estadística.
Además, si es verdad que hubo tiempos de penuria en los que alimentarse era una proeza, ahora; en el área de influencia occidental, parece que todo sobra, aunque haya quien pase el hambre de siempre.
Datos Históricos sobre la Glucemia
En el invierno medieval morían vasallos por desnutrición, mientras los señores feudales; si antes no morían en las batallas, caían apopléjicos o en coma hiperglucémico. Esto motivaba cuentos y consejas, y —como ya dije— la gordura era motivo de críticas; pues al reírse de los obesos, en realidad se estaban mofando del poder.
En un monasterio portugués, que llegó a tener tres mil monjes, la puerta que daba al refectorio era tan angosta que los obesos no podían pasar por ella, de tal manera que se cuidaban mucho de no engordar.
Y aunque, lógicamente, la intención del prior más tenía que ver con la austeridad y el misticismo que con la dietética, indica, no obstante, que para la elevación del alma se requiere la levedad del ser y para no engordar lo principal es la dieta, cuando no el ayuno.
Insisto en que aun sin conocer los principios básicos de la nutrición; hace mucho que la praxis demuestra la inquietud de los médicos, quienes al haber perdido el conocimiento de los antiguos se dejaban llevar por magias irracionales o conceptos pueriles.
Sería Paracelso quien diera de lado al marasmo médico medieval y propugnaba la observación sistemática de los enfermos; quien hiciera las primeras observaciones serias y modernas del diabético, aunque, como es lógico suponer, no se interesara lo más mínimo por el páncreas.
Definición y Estudios del Páncreas
Sería el rumano Paulescu en 1916; y posteriormente Banting y Best y otros muchos quienes ahondaron en la investigación pancreática; demostrando la extraordinaria importancia de este parénquima que de la acepción griega (pánkreas- pan, todo; kréas, carne) pasa a convertirse en un punto de alta complejidad para entender la química de la vida.
Y gracias a esos estudiosos y a sus inquietudes hoy estamos en disposición —hasta cierto límite; pues quedan muchas cosas por saber— de aplicar a la dietología los conocimientos que del páncreas ya tenemos contrastados.
Hemos de hacer la salvedad de que no existe reeducación para el páncreas, y que este órgano no es de los que se habitúan bien o mal, sino que, sencillamente, según las circunstancias de cada día o de cada hora funciona de acuerdo con tales situaciones.
Cuando el páncreas se agota por malos hábitos alimenticios a lo largo de mucho tiempo, provoca la aparición de la diabetes tipo II o adquirida, con sus excesos de glucosa en sangre y, la mayoría de las veces, su correspondiente obesidad. Y en la diabetes el páncreas no siempre se «reeduca». Hemos de conformarnos con que funcione lo más rápidamente posible, gracias a la dieta y al horario de comidas.
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