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La “revolución dietética” de Atkins

El sucesor de Stillman es el doctor Robert C. Atkins, cardiólogo cuya variación sobre la dieta centenaria de Banting tiene la particularidad de ser al mismo tiempo la más criticada y la de mayor éxito entre todos los regímenes de pérdida rápida de peso.

La «revolución dietética» de Atkins no es de hecho ninguna revolución; es más bien la destilación de todo lo que se ha estado descubriendo sobre las dietas de alto contenido proteínico desde que William Banting editara su carta sobre la obesidad en 1864.

Robert Atkins

El “factor aburrimiento” de las dietas según Atkins

En primer lugar, y es lo más importante, Atkins reconoce el papel central que desempeña el proceso fisiológico conocido por cetosis en toda dieta desequilibrada a base de grasas saturadas.

En segundo lugar, reconoce el factor tedio inherente a la mayor parte de las dietas, incluida la de Stillman, y por ello anima al paciente a permitirse algunas comidas «convenientes» e incluso «lujosas» —langosta, caviar, pasta de cangrejo o quesos importados—, y se mofa de lo que denomina «comida de conejos», que constituye la piedra miliar de toda dieta equilibrada en sus elementos nutritivos.

El exceso de peso, reconoce, es una enfermedad de sociedades ricas; en consecuencia, parte de una dieta que sólo los ricos puedan permitirse.

La teoría de Atkins consiste en que los gordos responden a los hidratos de carbono con una producción excesiva de insulina, lo que provoca un descenso en el nivel de azúcar de la sangre y las consiguientes sensaciones de cansancio, irritabilidad… y hambre. «El hambre —dice— es la razón de la impopularidad de las dietas de bajo contenido en hidratos de carbono.»

Naturalmente. Comer menos, y en consecuencia sentirse menos saciado, es el primer principio de toda reducción de peso. Cuando sugiere que es posible adelgazar sin sentir hambre, Atkins apela al glotón de voluntad débil que se esconde en toda persona obesa. Al animar a sus lectores a ingerir alimentos grasos, que tienen gran valor para saciar el apetito, y al provocar la cetosis, que tiene entre otras propiedades la de deprimirlo, no hay duda de que Atkins es capaz de conseguir una pérdida de peso en sus pacientes sin que éstos sufran retortijones de estómago.