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Obesidad infantil en la actualidad

La obesidad infantil o las razones que causan la gordura de un niño o de cualquier persona es el tejido adiposo, conocido habitualmente por células grasas. Tales células sirven para un gran número de funciones corporales en extremo importantes, y el cuerpo las posee cualquiera que sea su peso. Proporcionan protección al cuerpo, aíslan los órganos internos y conservan el calor; realizan complejas conversiones metabólicas entre proteínas, hidratos de carbono y grasas, y también almacenan y queman energías de reserva en forma de grasas.

obesidad infantil

Atajando la obesidad infantil

En los casos de obesidad, el problema tiene dos vertientes. En primer lugar, la mayor parte de los obesos padecen sobreabundancia de células grasas, en ocasiones hasta el triple de las de una persona de sus mismas características corporales con el peso ajustado.

En segundo lugar, todos los individuos obesos tienen células grasas que son en sí mismas demasiado grasas, cargadas de unas reservas de energías que el cuerpo nunca llegará a utilizar. El hombre que rebasa en cincuenta kilos su peso ideal teórico, por ejemplo, lleva consigo más de trescientas mil calorías que nunca va a consumir.

No está claro si dicho exceso de tejido adiposo es resultado de la herencia, del ambiente o de una combinación de ambas circunstancias, pero sí lo está que dicho tejido se forma durante la infancia y los primeros años de la adolescencia, y que, una vez se han creado, las células adiposas permanecen para siempre en el cuerpo.

Cualquier pérdida posterior de peso reduce simplemente la cantidad de grasa en cada célula, pero no hace disminuir su número. Incluso hay algunas pruebas que sugieren que las células grasas engendran grasa por sí mismas, y que, cuanto mayores son, más grasa son capaces de generar. En pocas palabras, pues, el problema comienza a muy temprana edad y persiste a menudo durante toda la vida.

Más del ochenta por ciento de los niños obesos a los cinco años son luego adultos obesos. Sus cuerpos contienen dos o tres veces la grasa de sus semejantes delgados, en parte porque a menudo tienen dos o tres veces su tejido adiposo, en parte porque las células que lo forman son mucho mayores que lo normal.

Cuando tratan de hacer frente a su problema de obesidad en su vida posterior, los que han sido obesos cuando niños se hallan casi siempre en una doble dificultad. Según la doctora Bruch, las mismas madres que animan a sus hijos a comer más de lo necesario tienden a desanimarlos a realizar ejercicios físicos.

Eso representa que los niños obesos crecen a menudo con dos graves deficiencias: imposibilidad de controlar su absorción de alimentos y de disfrutar con el ejercicio físico.