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Incapacidad para perder peso en obesos con tratamientos

El objetivo primordial de todo tratamiento para la obesidad es la pérdida de peso; sin embargo, con frecuencia este objetivo no se alcanza.

Por ejemplo, Foreyt, Mitchell, Garner y cois. (1982) encontraron que de 590 pacientes, 103 (17%) no perdieron peso o incluso aumentaron de peso después de 1 año de seguimiento.

Se puede no perder peso con algún tratamiento

La importancia de poder identificar factores predictores

Del éxito del tratamiento ha conducido a algunos investigadores a realizar revisiones bibliográficas sobre el tema a fin de aislar las posibles variables del sujeto que afectarán a la mayor o menor pérdida de peso.

Dubbert y Wilson (1983) analizaron las investigaciones disponibles sobre predictores de tratamiento y datos obtenidos de sujetos tratados por ellos mismos, e identificaron cinco indicadores que parecen estar estrechamente relacionados con la incapacidad para perder peso:

1. Porcentaje elevado de grasa corporal (45 % o más).

2. Mayor edad (por encima de 50 años); este indicador parece estar estrechamente relacionado con un mayor porcentaje de grasa corporal en la edad más avanzada.

3. Puntuaciones elevadas en satisfacción marital pretratamiento y/o una pareja obesa; esto podría ser el resultado de una presión menor para perder peso y/o menor apoyo en los esfuerzos para perder peso.

4. Pérdidas de peso mínimas (menos de 900 g) durante las tres primeras semanas de tratamientos.

5. Incapacidad para autorregistrar las calorías durante al menos una semana en el primer mes de tratamiento.

Por último, Dubbert y Wilson (1983) concluyen que los fracasos en tratamientos anteriores, ya sean médicos o conductuales, no parecen ser indicadores del éxito del tratamiento. Así pues, parece conveniente seguir estudiando características del sujeto que informen del éxito o fracaso de aplicación de un programa de control del peso.

Hay tratamientos eficaces

Incapacidad para alcanzar el peso meta

Con frecuencia nos preguntamos si las pérdidas de peso que se obtienen con cualquier forma de tratamiento son clínicamente relevantes. Si revisamos los datos que hemos ido presentando hasta el momento, observamos que con porcentajes de sobrepeso de casi el 50 % la terapia de conducta obtiene pérdidas de peso promedio de 4 a 7 kg en 8 a 12 semanas de tratamiento.

Esto quiere decir que gran parte de los sujetos deben perder más, pero en ausencia de tratamiento, y que las metas establecidas son difícilmente alcanzables para la mayoría. Por ejemplo, en el trabajo realizado por Foreyt y cois. (1982) se observó que los sujetos perdían cantidades modestas de peso durante el tratamiento y que mantenían las pérdidas obtenidas durante por lo menos 1 año.

Asipiismo, se encontró que el programa de tratamiento fue un fracaso para la mayoría de los sujetos ya que de los 576 pacientes del estudio, solamente 27 (4,7% ) alcanzaron el peso que se habían propuesto como meta. El porcentaje de pacientes que alcanzaron su peso meta se reducía a medida que la cantidad de peso a perder era mayor.

Por ejemplo, los pacientes que necesitaban perder más peso tuvieron los peores resultados. De 144 sujetos que querían perder 35 kg o más, solamente una mujer alcanzó el objetivo.

A partir de resultados como los que acabamos de presentar es necesario contemplar, en todo programa de tratamiento, estrategias de intervención que faciliten la consecución de los pesos meta. Como sugiere Craighead (1985) la prolongación de los tratamientos podría ser una alternativa, aunque de elevado coste, al problema.

Otra posibilidad sería emplear estrategias terapéuticas que permitan obtener importantes pérdidas de peso en la primera fase de la intervención, como por ejemplo el seguimiento de dietas muy hipocalóricas.

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