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Generalidades de la nutrición

La cuestión de qué comer era más simple de contestar hace diez mil años que en la actualidad, pues las posibilidades estaban más restringidas y la naturaleza imponía a menudo unas restricciones adicionales a lo que podía conseguirse. El gusto y el valor nutritivo iban más o menos parejos. Todo esto ha variado mucho en el último medio siglo; ha cambiado como resultado de los aditivos químicos que han convertido alimentos sin valor nutritivo en productos apetitosos, y ha cambiado como resultado del proceso de envasado y promoción que ha dado a esos mismos productos especial atractivo.

Generalidades de la nutrición

En la actualidad las posibilidades de elección son más amplias, pero no tan claras como en tiempos anteriores. Ahora es muy importante aprender a escoger, especialmente si uno es obeso. Elegir los alimentos adecuados lleva automáticamente a escoger aquellos que tienen un menor contenido calórico. Si se hace así, no hay duda de que se adelgazará.

Generalidades de la nutrición.

La Clínica Mayo, en el material audiovisual que presenta a sus pacientes obesos, hace hincapié en que “la dieta comienza en el supermercado”, refiriéndose a que si una persona pone los alimentos adecuados en su menú, con casi absoluta certeza dará a su organismo los elementos nutrientes adecuados. Presionar las ventas significa presionar el tomar bocados fuera de horas, y la mejor manera de recortar esto último es recortar lo primero. Si no compra pastelillos de chocolate, no se encontrará zampándose tres camino de la cama. Así no consumirá el equivalente calórico de toda una comida en forma de un pequeño bocado antes de acostarse.

En el posts anteriores centrábamos nuestra atención en los aspectos negativos de los hábitos alimentarios norteamericanos y europeos, destacando los riesgos de una mala nutrición, medidos en el dinero que cada año se va en facturas de médicos y dentistas, en la cada vez mayor dependencia de los complementos dietéticos y productos para adelgazar, en dientes caídos, reducción de vitalidad y aumentos de cintura.

Si hablamos de nutrición como reflejo del modo real en que comemos, tendremos una amplia justificación de nuestro pesimismo. Las estadísticas indican que en la actualidad comemos peor que hace diez años, y que con toda seguridad dentro de otros diez todavía comeremos peor. Sin embargo, si al hablar de nutrición nos referimos al modo en que deberíamos comer, la perspectiva cambia drásticamente. Los supermercados normales de Occidente son el bazar más repleto que el mundo ha conocido, y ofrece todos los ingredientes de una dieta equilibrada en cuanto a nutrición, fácil de practicar y económica de conseguir. El buen comer sólo es cuestión de saber qué cosas comprar, de hacer una elección adecuada.

Si esta elección adecuada se realiza de modo continuado, semana tras semana, cada vez que se entra a comprar, descubrirá usted que está adelgazando sin someterse a ninguna dieta de modo consciente. Por ejemplo, prefiera medio melón pequeño a su bocado habitual de media tarde. Incluso acompañado de fresas maduras, lo que usted ha preferido contiene menos calorías que ocho patatas fritas. Además, y no de modo accidental, contiene una cantidad muy superior de fibras vegetales y es mucho más voluminoso, combinación que provoca un aumento en la velocidad de los procesos digestivos al tiempo que reduce las contracciones que son prolegómeno del hambre.

Apreciar en toda su extensión la sabiduría que encierra una decisión como la anterior requiere cierta comprensión de los componentes del producto alimenticio y de las complejidades del organismo humano y su metabolismo. Sin embargo, tomar esta decisión en el supermercado no requiere más que cierta familiaridad con las líneas y recomendaciones que siguen a continuación.