Institutos de belleza, charlatanes y multinacionales de la dietética proclaman tener la solución. El denominador común de casi todos ellos es que basan sus métodos en «consumir menos calorías«.
Las calorías de un alimento indican la cantidad de energía que aporta; así que parecería que adelgazar sería cuestión de comer menos calorías de las que se gastan, y así obligar al cuerpo a movilizar las reservas de grasa.
Pero esto no resulta tan fácil como sumar y restar; el organismo no es tan simple, sino que posee mecanismos de autorregulación muy complejos, que hacen que se haya de tener en cuenta no sólo la cantidad sino más bien la calidad de los alimentos que se consumen.
Se dan también mecanismos de ahorro que se ponen en marcha cuando se toman pocos alimentos, lo que hace más difícil perder peso por reducción de la cantidad de comida, y que, muchas veces, haya incremento de peso después de seguir una dieta, aunque no se controle la ingesta.
Composición de los Alimentos
Los alimentos están compuestos por sustancias que sirven al organismo de materiales de construcción; combustión y mantenimiento llamados glúcidos, proteínas y grasas, además de vitaminas y minerales; indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo. Lo que se ha de tener en cuenta a la hora de adelgazar es el índice glucémico.
Al consumir un alimento se produce una elevación del contenido de glucosa en sangre; que depende del tipo y de la proporción de glúcidos que contenga dicho alimento; el índice glucémico se utiliza para medir dicha variación en relación a un alimento de referencia al que se asigna el valor 100.
El índice glucémico de un alimento es más elevado cuanto más rápidamente pone dicho alimento glucosa a disposición del organismo; lo cual depende de las transformaciones precisas para que los glúcidos que contiene se conviertan en glucosa.
El azúcar blanco tiene un valor de 136, los cereales y derivados refinados más de 110, los cereales integrados entre 80 y 90, la leche 50, las legumbres menos de 50 y las frutas entre 30 y 50. Cuando el índice glucémico es alto, igual o superior a 100, se produce una alteración en la utilización de la glucosa, mientras que si es inferior a 100, el alimento asegura un buen aporte de glúcidos al organismo.
Controlando los Niveles de Azúcar
El páncreas va a responder al incremento de glucosa en sangre produciendo una sustancia, la insulina; en mayor cantidad cuanto mayor sea el índice glucémico del alimento consumido. Por este mecanismo el organismo recibe el mensaje de que tiene las necesidades calóricas cubiertas y va a almacenar grasa.
Como hemos visto, el azúcar blanco, las harinas refinadas, el pan blanco, el arroz refinado, las patatas, etc. Tienen índices glucémicos altos, por lo que consumiéndolos se hace difícil adelgazar; aunque la cantidad de calorías totales que se consuman no sea excesiva. Sin embargo, el pan y el arroz integral aumentan poco la glucosa en sangre por tener unos índices glucémicos bajos.
Pero no debemos ignorar que los residuos de pesticidas y otros tratamientos con productos artificiales; se encuentran en mayor cantidad en los alimentos integrales. Por ello, sobre todo los alimentos integrales, deberían ser biológicos, es decir; proceder de sistemas de agricultura y elaboración respetuosos con los ciclos biológicos, sin la utilización de ningún producto artificial, obteniéndose así alimentos equilibrados y saludables.
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