Productos lácteos
Muchas personas que se ponen a régimen evitan pasar cerca de los refrigeradores de los supermercados, que exponen la amplia gama de lácteos y derivados, para no sucumbir ante estos productos. Sin embargo, leyendo correctamente las etiquetas y con algunas nociones críticas sobre su origen y composición, es posible integrar los derivados lácteos en una dieta sana.
Actualmente, la variedad de productos light y descremados es muy amplia. A continuación se dan algunas pistas para reconocer los productos más convenientes:
- Quesos secos. Se distinguen entre naturales y procesados. Los primeros son preferibles porque contienen entre un 30 y un 50% menos de sal y, además, menos aditivos artificiales.
- Requesón sin sal y cuajada. En el mercado se encuentran estos productos sin sal y sin apenas grasa. Son útiles para realizar platos como el quiche, y también como aderezo de ensaladas y pasteles de queso.
- Quesos cremosos. También los hay descremados y muy ligeros; sirven, en algunos casos, como buenos sustitutos de la mantequilla y para elaborar lasañas.
- Leche. Algunas personas alérgicas al azúcar de la leche (lactosa), o para quienes no gusten de la leche descremada, tienen la opción de probar la leche de soja.
- Mantequilla y margarina. Las marcas light tienen entre un 30 y un 80% menos de grasa, y en algunos casos el sabor resulta casi idéntico a las margarinas y mantequillas enteras. Existe una opción más original para cocinar platos: sustituir la mantequilla por una mezcla, a partes iguales, de yogur y leche descremados.
- Yogur. Un yogur natural entero contiene 16 g de azúcar, y uno con frutas, 46 g. Casi la totalidad de la diferencia corresponde al azúcar refinado añadido, no al azúcar natural de las frutas. Es mucho mejor añadir las frutas que uno desee a un yogur natural y, si es necesario, endulzarlo con un poco de miel.
Carne
Las carnes de pavo y pollo son las más indicadas para restringir la ingestión de grasas saturadas. Sin embargo, según las partes del animal existe más o menos grasa.
Así, algunas partes del cerdo o la temerá resultan más magras que una pechuga de pollo con piel, por ejemplo. La parte más magra es siempre la pechuga sin piel. Si quitamos la piel y la grasa que existen inmediatamente debajo de ella. Se elimina hasta un 20% más de grasa que si se retira la piel después de haber cocinado la pechuga.
Algunas alternativas a la carne son el seitán, a base de harina integral de trigo o trigo candeal. Las proteínas vegetales texturizadas (PVT), elaboradas con harina de soja. Ambos productos pueden sustituir muy bien a la carne en algunos platos.
Pescado
La grasa del pescado es beneficiosa para el cuerpo por su riqueza en ácidos grasos omega-3, que actúan positivamente en la circulación sanguínea.
Sin embargo, por la alimentación a la cual se someten, las cualidades del pescado de piscifactoría se ven mermadas en relación al pescado de mar o de río, y su aceite natural no es tan beneficioso.
Al adquirirlo, se comprobará que la carne del pescado sea firme pero elástica, no rígida. Las branquias deben estar brillantes y rojizas, igual que los ojos, que han de verse bien abultados, nunca turbios o hundidos.