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5 mitos sobre la alimentación

A continuación desmentimos varios mitos populares sobre la alimentación.

Mitos sobre la alimentación:

5 mitos sobre la alimentación

Nunca debe ingerirse una bebida muy fría cuando se está acalorado, y viceversa.

Los estudios realizados por el ejército norteamericano demuestran que existe muy poca diferencia en la temperatura de todos los líquidos que se ingieren cuando éstos llegan al estómago. Una bebida que no escalde la lengua no producirá shock alguno en los intestinos.

Los productos vegetales frescos son mejores que los cocinados.

Los vegetales contienen gránulos de fécula y almidones que se descomponen y se asimilan con más facilidad si se les somete a un calor húmedo. Cocinar al vapor es el modo ideal de descomponer dichos gránulos, al tiempo que se conserva el máximo contenido vitamínico del producto.

Los complementos vitamínicos son necesarios si uno no come siempre dietas equilibradas.

Esta creencia ignora la capacidad de resistencia y adaptabilidad del cuerpo humano. El hígado, por ejemplo, es capaz de almacenar toda la vitamina A que el cuerpo pueda necesitar en un año, y el organismo puede funcionar sin vitamina C durante cinco meses antes de que aparezcan los primeros síntomas de escorbuto. La única necesidad real de complementos vitamínicos diarios es puramente psicológica.

El momento en que se come tiene importancia y marca diferencias.

No es cierto. El metabolismo del cuerpo funciona a un ritmo constante, tanto si la persona es activa como si es sedentaria, tanto si duerme como si está despierta. Hay muchas y buenas razones para evitar las comidas justo antes de acostarse, pero no debería ser una de ellas el temor a que las calorías así ingeridas permanezcan más tiempo en el cuerpo que las demás que se consuman durante la jomada.

El cuerpo necesita el azúcar como fuente de energía rápida.

El cuerpo manufactura todo el azúcar que necesita a partir de las féculas, almidones, proteínas y grasas. En cualquier dieta adecuadamente equilibrada no existe necesidad alguna de azúcar como fuente de energía instantánea. De hecho, no existe ninguna necesidad de consumir azúcar refinado.