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Consejos para lidiar con Trastornos de Glucosa e Insulina

El funcionamiento del hígado está íntimamente ligado al del páncreas, el uno liberando o almacenando glucosa, según las necesidades; y el otro haciendo más o menos posible el consumo de dicha glucosa por las células.

Gracias a la secreción de insulina, para hacer frente a los requerimientos tan variables de glucosa que tienen por una parte el aparato locomotor en su actividad física; y por otro el sistema nervioso central en su actividad mental.

También es importante conocer que mientras el centro de la saciedad reside en los núcleos ventromediales del hipotálamo; y es estimulado por los reflejos venidos desde las paredes del estómago, el centro del hambre reside en los núcleos laterales del hipotálamo; en el que existen unos receptores especializados en detectar el nivel de glucosa en sangre (glucorreceptores).

Consejos para lidiar con Trastornos de Glucosa e Insulina

Reacciones del Cuerpo al Variar la Glucosa

Cuando se produce un desgaste rápido de glucosa, como consecuencia de una fuerte actividad física (muscular) o mental (nerviosa); son los glucorreceptores de los núcleos laterales del hipotálamo, los encargados de detectar dicho descenso en el nivel de glucosa; y provocar por vía refleja la sensación que denominamos hambre.

Se da una especie de brusco síndrome de abstinencia que conlleva, además de un deseo desaforado de comer, una serie de síntomas como mareos, jaquecas, etc.

A propósito de las jaquecas, hemos de advertir que siempre que se produce una fuerte bajada de la glucosa, con la consiguiente sensación de hambre y «deseo desaforado de consumir dulces«, suele ir seguido, pasadas unas horas, por un ataque de jaqueca.

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Claves para evitar esos descensos bruscos de glucosa:

  • Hacer siempre un buen desayuno.

  •  Un almuerzo mediano.

  • Una cena suave (que además permite dormir mejor).

Si aún así se produce a media tarde el «deseo desaforado de azúcar», porque se trata de una persona muy propensa, recomiendo tomar a media mañana y a media tarde un café o un té con azúcar, o un caramelo; pero nunca entrar en una confitería a tomar un dulce, porque.

En primer lugar, el deseo de dulce suele ser tan desaforado que no se satisface con uno sólo (pueden ser ocho), y, en segundo lugar, porque aunque únicamente  se trate de uno, siempre va a ser un aporte calórico muy superior al de un poco de azúcar en el café, o un simple caramelo o cucharada de miel.

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