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Baja de Peso Combinando Alimentos

Frutas: Todas ellas, excepto las mezclas de las muy dulces con las muy ácidas (plátano + naranja; higos + pomelo…)

Hortalizas-proteínas: Es una excelente combinación, dado que las hortalizas y verduras suministran vitaminas, sales minerales y agua para una correcta asimilación proteica.

Hortalizas-almidón: Muy recomendable, dado que los vegetales (y especialmente los verdes) facilitan la digestión de los almidones.

Baja de Peso Combinando Alimentos

Se trata de una asociación totalmente aceptable, ya que la grasa no destruye la acción de la ptialina ni la de la amilasa pancreática necesaria para digerir los almidones. Por ejemplo, aderezar copos, sémola, arroz… con aceite; patatas con aceite o mayonesa; ensalada de vegetales…

Hortalizas-grasa: Es una buena combinación, ya que el único efecto de la grasa es ralentizar moderadamente la digestión de las hortalizas. Aquí tendrá un papel importante su gusto por la variedad, pues las ensaladas pueden combinarse de mil formas.

La ptialina es destruida fácilmente por un ácido o por una reacción muy alcalina. Sólo puede actuar en un medio moderadamente alcalino. Por eso, tomar frutas

hortaliza

Combinación de Almidón y Grasa

Enzimas y digestión

  • Enzima Lugar de secreción Actúa sobre Ptialina Boca (glándulas parótidas, submaxilares y sublinguales)

  • Los almidones (predigeriéndolos).

  • Proporcionan disacáridos (sacarosa)

  • Amilasa Páncreas, estómago, Hígado Los almidones y azúcares en general proporcionan azúcares simples (glucosa) y de reserva (glucógeno en el hígado)

  • Pepsina Estómago, páncreas

  • Las proteínas. Proporcionan aminoácidos
  • Lipasa Estómago, hígado Las grasas. Proporcionan ácidos grasos ácidos con pan, por ejemplo, supone hacer fermentar a ambos.

La pepsina sólo actúa en un medio ácido y se destruye de inmediato en un medio alcalino. Es más, una baja temperatura, como la producida por la ingestión de bebidas frías, retrasa y llega a suspender su acción.

Hacíamos antes referencia a Desmon Morris, que en su momento hizo una sociología algo «epatante», o al menos eso creo que pretendió, al echarnos en cara nuestra condición animal; sin embargo, muchas de las cosas que dijo siguen siendo interesantes, como, por ejemplo, su concepto del porqué de nuestro afán de sobre alimentarmos, la razón de ese deseo compulsivo de algunas personas de comer, que él justifica como el pasado rapaz de la especie.

cantidad

Regular la Cantidad de Ingestión

Qué duda cabe que ese planteamiento nos rebaja sobremanera, nos obliga a adoptar una cierta postura de humildad, pues si, ciertamente, conservamos el instinto ancestral de comer como fieras por si acaso no encontramos alimentos más tarde, nos está reduciendo a una condición tristemente primaria, cuya motivación surgiría de nuestro cerebro de reptil, la zona más antigua del pensamiento —antes del pensamiento lógico—; por tanto, previo a la evolución o al toque de la divinidad.

Estamos obligados, en función del desarrollo alcanzado, a reglamentar de forma voluntaria la ingesta. No necesitamos comer tanto; en realidad, podríamos distribuir la alimentación a lo largo de las horas del día en pequeñas dosis, de más fácil digestión, distribuyendo además los alimentos de tal manera que no crearan combinaciones incorrectas.

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