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Régimen de alimentación dietético para adelgazar

langostinos para adelgazar

En la actualidad, los más famosos médicos especialistas en el régimen de adelgazar, recomiendan una comida frugal carente de especias y sin sal, por lo menos la sal común. No hay que ol­vidar que el obeso que quiere perder sus grasas no puede eli­minarlas de la noche a la mañana, pues de un régimen de ali­mentación adecuado y diagnosticado por un doctor depende el éxito, ya que no todos los obesos lo son por una misma causa, razón de más para consultar con un especialista, médico que en, definitiva es quien marcará la pauta exacta en cada caso.

La mayoría de los casos de obesidad se deben exclusivamente a una mala administración orgánica, a un desequilibrio entre el alimento y el consumo de energía que el organismo exige para vivir.

El organismo posee dos principales almacenamientos: el de­ grasas y el almacenamiento de azúcar que se guarda en forma de glucógeno; tiene su emplazamiento principal en el hígado y en los músculos. Cuando el almacén de la grasa, aunque éste es muy amplio, se ve lleno y tiene exceso de glucógeno, se convierte en grasa; esto se realiza prácticamente en todo el cuerpo y muy especialmente debajo de la piel, constituyendo el llamado pa­nículo adiposo.

El tipo ideal higiénico, tanto para el hombre como para la mujer, es aquél que responde al perfecto equilibrio nutricio, representado por la conservación de un peso y aproximado al peso ideal, y el peso ideal es el que está relacionado con la talla, o sea, que una persona que tiene 1,65 metros, debe pesar 65 kilos y más normal es de 65 a 70 kilos.

Por todo esto, aun siendo muy exacto, sucede que hay indi­viduos que por su actividad se ven obligados a quemar a mayor ve­locidad sus reservas de grasas, además que todos los seres humanos, aun considerando una misma o parecida actividad, no tienen la misma constitución de organismo. Asi es que vivir den­tro del peso ideal, es un principio higiénico que durante la vida debemos observar con la mayor vigilancia, a fin de llegar a una vejez acartonada y que es reflejo de una mayor longevidad. Pues «cuando el hombre pierde su energía lo pierde todo.

Necesitamos proteínas y vitaminas, que son el principal com­ponente, los pescados, carnes magras, aves y caza y en la asadura de cordero y ternera, las claras de huevo, mariscos con sal de régimen y queso.
Hay que eliminar la sal común y el agua, pero ésta en can­tidades racionadas y perfumada con un chorrito de zumo de li­món, pues la sal se fija en el agua, y el agua se fija en la grasa.

Una alimentación sin sal pocas personas la soportan al pie de la letra; por ello es necesario el empleo o uso de la sal de régi­men, ya que el paciente no siente esa ligera repugnancia y aver­sión nauseosa que resulta de los manjares sin sal.

Con la sal de régimen se evitan los peligros químicos y me­cánicos de una decloruración no compensada, conservando al pro­pio tiempo la sapidez de las sales usadas como condimento, pri­mordial condición para estimular una de las esenciales funciones del proceso digestivo; la salivación atiende eficazmente al quimico mismo del estómago y provee a la absoluta e imprescindible necesidad de la correspondiente tasa de sales minerales que el •organismo exige para su perfecto funcionamiento.

Somos partidarios que para conservarse sano hay que guar­dar las reglas de la alimentación perfecta y para ello recomen­damos :

  • Los vegetales.
  • Pescados: escalfados o cocidos, asados a la parrilla o al horno.
  • Carnes: cordero, ternera y vaca a la parrilla o placa y asados al horno.
  • Aves y caza, asados al horno y asados a la parilla y escalfados.
  • Fiambres: ternera, rosbif, jamón de York, jamón serrano sin grasa y curado en salmuera de azúcar y sal.
  • Nada de jugo y salsas, a excepción del propio jugo de la carne, que generalmente derrama cuando el asado está a punto jugoso, y nada de frituras, ¡ni probarlas!
  • Las frutas

A discreción; bueno, 150 gramos por cada comida, sobre todo frutas agridulces, como algunas clases de manzana reineta, pera, pifia, guindas, ciruelas amarillas, nísperos, acerolas, naranja, man­darina, fresa cuando todavía no ha llegado a un punto excesivo de maduración.

Y como bebidas

El jugo de naranja, de fresa, de limón y de tomate, que muchas veces puede formarse un coctel, con aceite de olivas y unos trocitos de hielo, esto supone un alimento muy confortador de vitaminas. ¡Ah! v la leche cocida y fría con malta, es decir, malta con leche.

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Desayuno

Puede usted tomar:

  • Café con leche o té con leche, malta con leche.
  • Manzanilla con el zumo de medio limón y una píldora de sa­carina.
  • Un decilitro de jugo de frutas o 150 gramos de frutas del tiem­po. Dulcificación con sacarina.
  • Un suizo Brioch Croissant, o loncha de pan tostado de 15 gramos.

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Aperitivo

Puede usted tomar:

  • Como bebida
  • Cerveza, una caña pequeña.
  • Gaseosa, un decilitro y medio.
  • Soda, un decilitro y cuarto.
  • Zumo de naranja, un decilitro.
  • Zumo de limón, un decilitro.
  • Zumo de tomate, un decilitro.
  • Dulcificado con sacarina.

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Como tapa

  • Almejas crudas aderezadas con limón, dos. Mejillones crudos, dos piezas.
  • Gamba, apenas sazonada de sal. Carabineros, apenas sazonados de sal.
  • Langostinos, apenas sazonados de sal. angosta apenas sazonada de sal.
  • Cangrejo de río o de mar.
  • Cigala, apenas sazonado de sal.
  • Percebe, apenas sazonado de sal.
  • Canapés de foie-gras.
  • Canapés de jamón de York.
  • Canapés de queso.
  • Variantes de legumbres aliñadas.
  • Pinchos de pimientos asados, aceitunas y bonito.

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Almuerzo

Lonchas de pan tostado, 15 gramos, o pan especial.

  • Bebida : Agua con 1111 chorrito de zumo de limón.
  • Entremeses: Apio, cebolla asada, escarola, lechuga, lombarda, pepino, pepinillos, rábanos, repollo.

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El apio (1 10 gramos por persona)

Para ensalada hay dos clases de apio: el corriente, o sea la planta, y la raíz; la raíz es de forma esférica y del tamaño de una gruesa alcachofa; la mata se prepara con las pencas blancas. La raiz se monda y se corta en lonchas del grueso de cinco céntimos, cortando cada loncha en tiras finas.

Se sirve con salsa vinagreta a base de una cucharadita de aceite, un chorrito de zumo de limón y sal de régimen; se bate en un tazón y formada emulsión se echa en el apio. El apio en pencas, una vez raspado para quitarles la piel, se lava en agua fría y se corta en tiras finas; se sazonan exacto a la raíz de apio.

Cebolla asada

(150 gramos por persona)
Se elige una cebolla de 100 gramos, se pone al horno o en­vuelta en cenizas o rescoldo del fuego. Una vez asada se monda y se corta en gajos y se sazona exac­tamente al apio.

Escarola

(130 gramos por persona)
Se le quitan las hojas más rozadas, pero no las verdes; se cor­tan por la mitad, o sea por el tallo, y se hace en dos o cuatro tro­zos, se pone en remojo en agua fría. Al servir se escurre y se echa en ensaladera, donde se ha fro­tado un diente de ajo a fin de que sirva de perfume a    la    ensalada. Se sazona con la vinagreta que explicamos para el apio.

Lechuga

(130 gramos por persona)
Se tiran las hojas más deterioradas, conservando las verdes, ya que éstas contienen más vitaminas; se hacen en dos o cuatro partes cada hoja; para ello se cortan por el tallo y se ponen a re­mojo en un barreñito con agua fría que la cubra.Al momento de servir se escurre bien, que no contenga nada de agua, y se sazona de salsa vinagreta, según la que explicamos en la ensalada de apio.

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Lombarda

(150 gramos por persona)
La lombarda para ensalada se emplea el cogollo, ya que es más tierno que la capa superficial. Se sueltan unas hojas y se cortan por la mitad separando el talló, se corta en tiras finas y se pone en agua (1111 litro de agua con una cucharadita colmada de sal) durante una hora, pasada la cual se escurre y se sazona con salsa vinagreta como la del apio.
Se puede servir adornada con unas lonchas de manzana o gajos de naranja.

Pepino

(750 gramos por persona)
Se monda un pepino de 200 gramos y se parte por la mitad a lo largo; con una cucharilla se arrancan las pepitas, y la pulpa se pone a remojo con un poco de sal un decilitro de agua y un cho- rrito de zumo de limón se escurre y se pone en un plato, bañando con salsa vinagreta.

Pepinillos

(710  gramos por persona)
Se mondan y ponen a remojo de agua fría, se escurren y se bañan de salsa vinagreta, según explicamos para el apio.

Rábanos

(116 gramos por persona)
Se lavan bien y se les quita casi todas las hojas verdes, dejan­do sólo dos hojas, se monda de manera que se forme tres o cua­tro hojas con el rojo, quedando el blanco formando una rosa y se pone en agua fría. Se sirven muy lozanos y escurridos y se acompaña con la salsa vinagreta del apio.

Repollo

(116 gramos por persona)
De las hojas del corazón se les quita el tallo y formando dos hojas; se corta en juliana o tiras finas y se pone a remojo con 25 gramos de cebolla cortada también en tiras.
Se escurre y se sazona con vinagreta exacta a la del apio.