Todo gramo de grasa contiene el doble de calorÃas que la misma cantidad de hidratos de carbono o proteÃnas, por lo que el primer paso de una correcta nutrición —al tiempo que una respuesta obvia a la cuestión de qué comer— es consumir mucha menos grasa. El Comité McGovern recomendaba a los adultos norteamericanos reducir su ingestión de grasas en más de un 25 por ciento, en su mayor parte en grasas animales y el resto en grasas no saturadas.
Cualquier tabla de calorÃas le puede indicar qué comidas son altas en contenido de grasas y aceites naturales (el cerdo y el cordero, los aguacates y los cocos, las sardinas y los peces espada, los anacardos y las nueces) y cuáles bajas (las carnes magras y el pollo sin piel, las verduras y los zumos, las gambas y el lenguado, todo tipo de frutas).
Resulta perfectamente posible conseguir una sustancial reducción en el consumo de grasas y aceites naturales haciéndose con una de estas tablas y ciñéndose a sus indicaciones, pero también le resultará inmensamente complicado y le llevará una gran cantidad de tiempo. Mucho más sencillo es reducir el consumo de grasas si se consideran como aditivos de los alimentos en la preparación de éstos, y no como contenido neto inherente a los alimentos todavÃa por cocinar.
La col, por ejemplo, sólo contiene indicios de aceites, mientras que la ensalada de col lleva casi un diez por ciento de lÃpidos. Tres simples reglas cumplirán la labor de controlar fácilmente el consumo de grasas.
Las grasas le hacen engordar más deprisa.
Cuando coma fuera de casa no pida nunca alimentos fritos. No hay nada que aumente el contenido calórico de una comida con mayor espectacularidad que la fritura, que convierte virtualmente a los vegetales de menos contenido calórico como las cebollas en pesadilla para los que se someten a una dieta.
Si tiene que hacerlo, frÃa alimentos en su casa, pero seleccione el aceite. Recuerde que la manteca de cerdo, el tocino y el cerdo salado son los productos más densos en calorÃas, y que a poca distancia se encuentra la mantequilla. El aceite de germen de maÃz, en cambio, sólo contiene la quinta parte de grasas saturadas que hay en la mantequilla, y una tercera parte de lo que contiene la margarina, aunque también es un producto de alto contenido calórico. Las planchas de cocinar están libres de toda traza de grasas saturadas, y la carne que se frÃe sin grasas o aceites en una paella tiene exactamente el mismo gusto que la preparada por métodos más tradicionales.
Escalde lo que habitualmente frÃe, y hierva lo que normalmente saltea. Por ejemplo, el pescado y los vegetales de todo tipo. Descubrirá que los alimentos asà preparados saben menos a grasas y conservan mejor su propio gusto, al tiempo que sufren una pérdida menos en su color natural, en su valor nutritivo y en su aroma básico.