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El coste indirecto para algunos tipos de obesidad

Al igual que en el caso del coste directo generado por la obesidad, el coste indirecto, que se traduce en la pérdida de horas de trabajo, es muy difícil de estimar, por cuanto el grado de severidad de la obesidad pero se puede determinar el grado de incapacitación para el trabajo.

Sin embargo, si tenemos presente que los individuos con sobrepeso tienen una mayor incidencia de dificultades respiratorias, con frecuentes problemas en el sistema muscular, como son artritis, problemas lumbares, de espalda, caderas y rodillas, y que la obesidad presenta una correlación alta con la diabetes mellitus, hipertensión y los trastornos cardiovasculares, el coste indirecto debería estimarse no sólo en función de la falta de productividad y del estatus de obeso, sino también como resultado de los trastornos asociados.

El coste directo de la obesidad es alto

Los costes personales de la obesidad

Dentro de esta categoría deben valorarse los costes para el individuo y su familia. Si tenemos en cuenta que en las sociedades occidentales contemporáneas la delgadez es signo de salud, belleza y aceptación social, la obesidad crea una serie de actitudes negativas dentro de la población con normopeso que conduce a la discriminación social del individuo obeso.

Por ejemplo, los estudios de Canning y Mayer (1966) y Mayer (1968) señalan que los obesos son discriminados a la hora de solicitar un empleo o de ser admitidos en una universidad.

Además, diversos investigadores han analizado las actitudes de los no obesos frente a los obesos y han encontrado que, por ejemplo, los hombres y mujeres obesos son vistos como menos masculinos o femeninos respectivamente (Dwyer, Feldman, Seltzer y Mayer, 1969), o menos atractivos (Berscheid y Walster, 1969) o incluso más desagradables que las personas deformes o con impedimentos físicos (Maddox, Back y Liederman, 1968).

Los costes de la obesidad es alta

Estas actitudes hacia los obesos son compartidas por los mismos sujetos con sobrepeso

Que, con frecuencia, presentan problemas psicológicos tales como pérdida de autoestima, pobre autoimagen, depresión, relaciones interpersonales pobres que les conducen a un aislamiento social.

Todos estos factores hacen que el individuo obeso, especialmente la mujer obesa, experimente altos niveles de ansiedad, y que le comporte costes personales elevados.

La obesidad en la infancia y adolescencia también puede conducir a problemas psicológicos. Así, por ejemplo, niños con sobrepeso que son ridiculizados por los adultos y por sus compañeros pueden desarrollar reacciones emocionales, colocando así al niño obeso en una posición de aislamiento y a menudo de ostracismo que puede persistir hasta la edad adulta (Bruch, 1952; Dwyer y Mayer, 1973).

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