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Sacrificios moderados, pérdidas palpables

Perder peso con sacrificios moderados.

Las falsas promesas son la principal premisa de las dietas de moda, que ofrecen al que las escucha una poderosa combinación de hipérboles y esperanzas en lugar de un régimen alimenticio razonable y unos objetivos fáciles de alcanzar. Los programas dietéticos responsables, es decir los que son a un tiempo correctos desde el punto de vista médico y equilibrados en el aspecto de la nutrición, deben evitar esas afirmaciones exageradas, compensando la falta de atractivo de sus postulados con la demostración de su eficacia.

Sacrificios moderados, pérdidas palpables

Estos planes dietéticos responsables reconocen que las grasas provienen de la alimentación, y que la obesidad sólo es resultado de ingerir más alimentos de los que el cuerpo necesita para compensar su gasto de energía. Una vez se tiene esto por cierto, ya no pueden escudar la obesidad bajo la pantalla de problemas metabólicos, glandulares o de hipoglucemia. Ni, en consecuencia, pueden prometer un adelgazamiento sin esfuerzo, una esbeltez sin sacrificios o una rápida pérdida de peso o el rejuvenecimiento casi milagroso de la carne fofa o de la sangre cansada.

Lo que esta dieta sí puede prometer es una pérdida de peso evidente a cambio de un modesto sacrificio calórico. Por desgracia, la promesa de una lenta y paulatina, pero estable, disminución de peso ha perdido en las dos últimas décadas mucho de su atractivo ante la reaparición de las dietas de adelgazamiento rápido basadas en regímenes alimenticios de alto contenido en proteínas y bajo contenido de hidratos de carbono.

En los últimos veinte años se ha llegado a identificarse el término dieta con una pérdida masiva de peso, una pérdida de hasta siete y ocho kilos en un sólo mes. En otras palabras, el mismo tipo de adelgazamiento que a menudo consiguen —aunque pocas veces pueden mantener— las dietas cetogénicas de presupuestos nutritivos desequilibrados. Lo que también se ha perdido de vista en esta confusión de términos es un hecho dietético que ha probado ser cómodo de llevar a cabo por casi todos los adultos con exceso de peso, cual es el que se pueden perder kilos gradual y permanentemente realizando unos sencillos cambios en los hábitos alimenticios cotidianos.

Eliminar un solo par de tostadas con mantequilla al día, por ejemplo, hace perder al año hasta tres kilos, y no altera de manera especial el hábito alimentario de nadie. No se requiere ningún ejercicio ni ninguna alimentación especial, ni píldoras ni brebajes, y en cambio se puede lograr una pérdida de peso mantenida.