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Remedios Caseros por Ahogamiento y Cortaduras

Remedios Caseros por Ahogamiento y Cortaduras

Remedios Caseros por Ahogamiento y Cortaduras

Remedio Casero 1: Respiración Artificial

Con frecuencia sobreviene también un agarrotamiento de la glotis. Después de sacar a la víctima del agua, se la levanta por la pelvis, tumbada boca abajo, de manera que cuelguen la cabeza y los hombros, y se la sacude para que el agua tragada pueda salir, dándole golpecitos entre los omóplatos.

En algunos casos, es conveniente provocarle el vómito. Si sufre una parada respiratoria, hay que hacerle la respiración artificial. Se le debe secar y tapar con mantas, y llevarlo inmediatamente al hospital.

Para salvar a un accidentado en el hielo. Hay que arrastrarse sobre tablas o escaleras para llegar hasta el lugar del accidente. En caso de parada respiratoria, se practicará a la víctima la respiración artificial: se le puede hacer el boca a boca o respirar en su nariz.

Esta ayuda tiene que ser inmediata, porque un ser humano sólo puede vivir pocos minutos sin oxígeno. Para ello se tiende al paciente sobre la espalda, se le sostiene la cabeza con una mano, mientras con la otra se presiona hacia arriba la mandíbula.

Se inspira profundamente y se sopla por la nariz del afectado. Si se encuentra taponada, hay que soplar por la boca abierta. Al mismo tiempo, se vigila la caja torácica: cuando el aire sale, tiene que descender.

Se repetirá la misma operación hasta que el accidentado pueda respirar por sí solo.

Remedios Caseros por Ahogamiento y Cortaduras

Remedios Caseros para las Cortaduras

 

Remedio Popular 1: Pie de león

Se lava el pie de león fresco y se aplasta con un rodillo sobre una tabla. La pasta de hojas se aplica sobre la herida

Remedios Naturales 2: Llantén menor

Las hojas frescas y lavadas de llantén menor se machacan en un mortero y la pasta resultante se aplica directamente sobre la herida.

Remedio Casero 3: Amargo sueco

Si las cortaduras se humedecen hasta 40 veces con amargo sueco desaparecen sin dejar cicatrices, como se puede leer en el manuscrito del doctor Samst.