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Remedio Natural para la Debilidad

Remedio Natural para la Debilidad

Lo que no sabías sobre la Debilidad

Si su debilidad es la secuela de una enfermedad reciente, conviene entonces darle su verdadero nombre, convalecencia. . Pero si, por el contrario, la debilidad que siente es la consecuencia inevitable de una fatiga demasiado grande o de un agotamiento físico, entonces, escuche lo que la fitoterapia puede enseñarle.

 

Lo que no sabías sobre la Debilidad

Conoce las ventajas de la Fitoterapia

¿Sabía Ud. que 100 gramos de aceite de oliva pueden ahorrar al cuerpo un consumo equivalente a 225 gramos de prótidos? ¿Sabía también que en caso de grave decaimiento del organismo, es al aceite de oliva, por vía inyectable, al que se recurre? Sí, son eso las inyecciones de aceite y de guayacol para las infecciones brónquicas y pulmonares, de aceite y de yodo para los trastornos del metabolismo, de aceite y de hierro contra la anemia, de aceite y fósforo para la fatiga nerviosa.

Xenofonte nos dice que los griegos de la Antigüedad explotaban las cualidades del berro en las escuelas militares, utilizándolo como fortifi­cante durante las marchas fatigosas y los ejercicios físicos más duros de los jóvenes soldados.

El jarabe de hojas de menta fresca es también eficaz: echar 20 gramos en 50 gramos de alcohol de 90°. Dejar en infusión durante 24 horas. Añadir 100 gramos de agua y finalmente 200 gramos de jarabe simple. Filtrar. Dosis cotidianas: 2 cucharadas por día antes de las comidas principales. Continuar el tratamiento durante un mes.

Remedios Caseros para la Debilidad

Vinos naturales para la Fatiga General

Además, les propongo tres «remedios» para terminar con la debilidad debida a una fatiga general. Se trata de tres vinos medicinales. Se obtiene el primero poniendo en un frasco de cristal de cierre hermético, tres cuartos de mirtillos frescos y un cuarto de azúcar. Cada día, durante 2 ó 3 semanas, exponer el bote al sol y agitarlo, al menos una vez. Luego filtrar y verter en una botella. Un vaso pequeño antes de las principales comidas bastará.

El segundo vino es a base de rizoma de rui­barbo: comprar 120 gramos, picarlo, echarlo en un mortero para reducirlo a polvo. Verter luego 200 gramos de alcohol de 90° y mezclar bien. Cerrar y macerar durante 10 días.

Al mismo tiempo, volcar en otra botella dos litros de vino tinto (cuanto más añejo sea, mejor) y añadir 200 gramos de azúcar y una raja de naranja finamente rallada. También dejar macerar durante 10 días.

Después de haber filtrado el contenido de ambas botellas, mezclarlas. Dejar reposar durante 30 días, aproximadamente, antes de consumir a razón de un vaso pequeño antes de cada comida.

El tercer vino, el más extravagante, es el de hojas de romero: 25 hojas de romero, mezclar­las con 20 hojas de salvia. Macerar durante todo un día en un litro de vino tinto de calidad. Tras añadir 20 gramos de miel, calentar el recipiente al baño maría durante unos 20 minutos. Apartar el recipiente y dejarlo enfriar. Filtrar y trasvasar el vino a una botella. Un vaso pequeño al término de cada comida principal es lo indicado.