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¿Conoces los beneficios de la Aquilea y la Árnica?

Propiedades y beneficios de la Aquilea y el Árnica

Propiedades y beneficios de la Aquilea y el Árnica

Aquilea

Una leyenda griega pretende que fue con esta hierba con la que Aquiles curó a Télefo, rey de Micenas. Una vez dicho esto, le haremos la «ficha» a la aquilea milenrama; altura: aproximadamente 30 centímetros; señal distintiva de las hojas: segmentadas, con cabezuelas dispuestas en corimbos terminales.

¿Fecha de nacimiento? Imposible de precisar. Lugar de nacimiento: idem, apátrida o multinacional según parece (en Francia, en Italia, en Pakistán, en la República de San Marino, en los Estados Unidos, etc…). Destino: vivir en libertad… para ser capturada, utilizada en farmacología. Se utilizan sobre todo sus puntas floridas, cuya recolección debe hacerse en verano.

¿Lo sabíais?

La aquilea milenrama era muy buscada antaño por todos los que ejercían una profesión consistente en dar sablazos, o hachazos, o… en recibirlos (espadachines, guerreros y gentes por el estilo). ¿Por qué? Porque la aquilea es un cicatrizante de primera calidad.

Propiedades y beneficios de la Aquilea y el Árnica

Árnica

¿Cómo identificarla? Se la reconoce por sus flores amarillo naranja, por sus hojas oblongas, pero sobre todo por dos hojitas opuestas que se enfrentan a media altura del tallo.

El árnica es una planta vivaz, que crece en los prados y en los bosques alpinos; brota también a lo largo de los senderos de los Pirineos, de los Vosgos, de los Cévennes y de los Apeninos.

Miradla bien, pero no la cojáis: el árnica es una planta venenosa. Una vez dicho esto, añadiremos que en la Antigüedad, y hasta es probable que en nuestros días, los montañeses acostumbraban a fumarla como el tabaco.

Señalemos también que esta planta herbácea contiene arnicina, con la cual se hace una tintura utilizada en casos de esguinces, torceduras, contusiones y traumatismos en general.

Sus flores son más buscadas que sus rizomas: las primeras se recogen en julio-agosto, cuando todavía están brotando; se ponen a secar al sol o sobre una estufa. Los segundos, es decir, los rizomas, se recogen en otoño, y se ponen a secar después de haberlos lavado.