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Metafísica de la Alimentacion

Metafísica de la Alimentacion

Hemos tenido ya la oportunidad de transcribir algunos párrafos de la Fisiología del placer, de Pablo Mantegazza. El gran psicólogo italiano incluye, entre los placeres, el de comer. Sabemos muy bien que un placer natural es casi siempre el cebo con que la naturaleza nos obliga a realizar una función necesaria, que sin ese placer no realizaríamos. El ejemplo típico es el de las funciones reproductoras de la vida.

Si no comportasen un placer el mundo vería decrecer sus individuos, en todas las variedades del reino animal. La naturaleza lleva «hacia la trampa» con el engaño, como se hace caminar al jumento con la zanahoria delante y como el ratón cae prisionero, seducido por el apetitoso trocito de queso fresco.

Pero la función reproductora es, en su finalidad, no el placer que proporciona al individuo, sino la función que desempeña en la proliferación. Se trata, pues, de una necesidad del organismo, hacia la cual tienden todos sus órganos, y que, no cumplida, en condiciones anormales de existencia individual, pareja trastornos consiguientes, bien, el acto de comer es, también, un placer, según lo destaca Mantegazza.

Pero el placer que comporta, como en el caso anterior, al sentido, no es sino la trampa natural para realizarlo. De modo que en última instancia el acto de comer es una necesidad: la necesidad en el organismo de alimentarse, para conservar intactas las condiciones de su existencia.

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Composición y disecado del tomate

Por motivos de sabiduría fisiológica sé debería, en consecuencia, retener más tiempo los alimentos en la boca. Porque el placer del comer no esté en que los alimentos llenen el estómago, sino en el acto de gustarlos con la lengua y con el paladar. El tiempo que permanezcan los alimentos en la boca será el tiempo que producirá goce de función de comer.

Cuando los alimentos son tragados desaparecen para la sensación, ha hecho notar muy bien Schopenhauer, en una de sus obras. ¿A qué apurarse, entonces por tragar? ¿A qué disminuir el tiempo de gozo? La taquifagia va, como se nota desde el punto de vista metafísico de la alimentación, contra los intereses de los propios sentidos del que come.

Para concluir esta breve incursión a los campos de la filosofía recordemos la observación que hace Guyau en su Esbozo para una moral sin sanción ni obligación. Establece, el gran filósofo francés para el pensamiento humano, que el acto de comer, como el de la reproducción, son placeres, aun anticipados, es decir, con anterioridad a su realización, “sólo en aquellos casos en que se sabe que serán satisfechos».

Esta reflexión es interesante. Quiere decir que el que tiene hambre experimenta un placer, gustando de antemano las delicias de su cercana comida, pero porque sabe que comerá, efectivamente. Por eso su hambre es un placer.

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Usos y recetas de la miel 

Esto prueba que el elemento mental entra a tallar, aun en cuestiones que parecieran relacionadas únicamente con los sentidos. Si ese individuo que experimenta hambre es un mendigo, un desamparado, que no podrá satisfacerla, su sensación, en ver de ser un placer, se transforma en un dolor. Igual cosa sucede con el instinto reproductor. Y concluyamos aquí este breve paréntesis meta físico, que no hemos querido dejar de anotar.

Otras consideraciones a tener en cuenta

 

Se dice, y muchos son los autores que lo confirman, que debe masticarse cada bocado unas 30 veces. Otros aseguran que es preciso mantener en la boca el bolo alimenticio cerca de 25 segundos. Hay quienes afirman que lo mejor es que se mastique la comida hasta que se deje, prácticamente, de existir para el susto. Cualquiera de estos consejos es bueno y puede ser seguido. Lo esencial es no dejar de masticar ni dejar de “gustar» cada alimento. El acto de gustar es primordial a los fines de la digestión.

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Propiedades y problemas de la miel

Aunque no lo parezca, tener una muela cariada es un foco de infecciones y un enemigo de la salud general. La boca, «vestíbulo del organismo», suele recoger gran número de afecciones que se localizarán en órganos internos. Otro foco de infección son las amígdalas inflamadas. Si los padres no han tenido la precaución de hacer operar a sus hijos y éstos han llegado a la adultez con las amígdalas crecidas, lo mejor es someterse a la operación. Hay quienes le tienen temor cuando se trata de personas mayores de edad.

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Pasado y presente de la miel 

No hay peligro, si el enfermo está lo suficientemente calcificado. Hay también los que creen que esa intervención quirúrgica puede costarles ríos de sangre. Tampoco es verdad si se trata anticipadamente al enfermo con calcio y coágulos. Se le operará y perderé muy poca o nada de sangre. Y se verá de una vez por siempre libre de esa molestia. Porque modernamente no se cortan las amígdalas sino que se arrancan de raíz.