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Lo que cuesta frenar la obesidad con un tratamiento farmacologico

El coste de una enfermedad se divide generalmente en tres categorías: primero, el coste de la prevención, diagnóstico y tratamiento de ésta.

Éste es el coste directo, que implica el consumo de los resortes de asistencia social y de la salud, que podría ser empleado en otros materiales o recursos dentro o fuera de los servicios sanitarios.

Segundo, el coste indirecto a la comunidad, traducido en la pérdida de productividad a causa de la enfermedad. Tercero, los costes personales de infortunio e incapacitación que supone la enfermedad para el individuo y su familia (Office o f Health Economics, 1972).

La obesidad trae consecuencias económicas

El coste directo de la obesidad

Determinar el coste directo de la obesidad no es una tarea fácil, debido fundamentalmente tanto a la ausencia de estudios sociológicos sobre el campo como a la cantidad de implicaciones o enfermedades asociadas que acompañan a este trastorno.

Sin embargo, una primera aproximación al coste directo que supone este problema de salud se podría obtener basándose, por un lado, en el número de consultas realizadas a profesionales especializados en esta área, es decir, médicos de medicina general, endocrinólogos, especialistas en nutrición y dietética, pediatras, psiquiatras y psicólogos.

Por otro, en el coste de los procedimientos empleados por estos especialistas para el diagnóstico, es decir, análisis de los factores metabólicos, endocrinos, dietéticos, etc.

El coste del tratamiento de la obesidad es muy caro

Se debe tener en cuenta el gasto que suponen los tratamientos

Es decir, tratamientos farmacológicos, fisiológicos y psicológicos. Una estimación sistemática de los costes económicos de estos servicios tanto para la persona obesa como para la sociedad no ha sido realizada, aunque se dispone de algunos datos aproximativos.

Así, por ejemplo, en un estudio de mercado realizado por el Departamento de Salud, Educación y Seguridad Social de Estados Unidos, en 1973 (U.S. Senateof Health, Education and Welfare, 1973), se indicaba que el gasto anual en alimentos dietéticos, medicamentos, instrumentos y programas de reducción de peso alcanzaba la elevadísima suma de 10 mil millones de dólares.

Estos datos eran confirmados por Allon (1973) al señalar que los ingresos anuales de la industria dietética al inicio de la década de 1970, se estimaban en 10 mil millones de dólares. Asimismo, Stuart y Davis (1972) señalan que aproximadamente se gastan 80 millones de dólares anuales en drogas anoréxicas.

Datos presentados por Harper y Psych (1973), recogidos en Gran Bretaña, indican que los gastos para adelgazar suponen unos 45 millones de libras esterlinas al año y que, además, cada año se prescriben medicamentos para adelgazar por valor de 2,5 millones de libras esterlinas.

Al mismo tiempo, Harper y Psych señalan que, en los cinco últimos años, se ha observado un 55 % de aumento en dichos gastos, aumento que confirma el incremento.

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