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Las propiedades de la calabaza cocida y mucho más

La pulpa es refrescante, laxante, diurética; las pipas son igualmente refrescantes, calmantes y finalmente vermífugas. Pulpa y semillas poseen juntas una acción sedante e hipnótica. Insom­nes, enfermos que sufráis de cualquier clase de inflamación y sobre todo de inflamaciones de las vías urinarias, tomad nota de ello.

Y también los entéricos, los nefríticos y los que padezcan de hemorroides. La calabaza contiene vitamina A, lo que explica su contribución a la nutrición de los órganos y al equilibrio de los cambios celulares.

La pulpa de la calabaza es refrescante

La calabaza resulta buena cocida al horno

También tiene sabor agradable preparada a modo de ravioiis en forma de anillo, confeccio­nados a base de huevo. Sus flores son sabrosas, pueden comerse rellenas o fritas con aceite. Existe una receta de sopa de calabaza que os ofrecemos a continuación.

Una calabaza, un poco de cebolla finamente picada, aceite, sal de mar, harina integral, tales son los ingredientes. Esta sopa de calabaza podría parecer un tanto extravagante, pero quien la pruebe la introdu­cirá de manera permanente en sus menús in­vernales.

Veamos cómo se prepara: en un poco de aceite, saltead la cebolla picada y la calabaza cortada a pedacitos, sin pelarla, lavada solamen­te; añadid una cantidad de agua suficiente para cubrir la calabaza y la cebolla; dejad que cueza lentamente hasta que la calabaza se aplaste; sa­lad a voluntad. Luego, pasad por la batidora.

Tostad un poco de harina con una cucharada de aceite, o agregad unpoco de agua para hacer una pasta ligera, que añadiréis a la preparación de calabaza para hacerla cocer de nuevo a fuego lento. Servid con pan frito y perejil picado.
La calabaza es muy refrescante

Otra forma de guisar la calabaza es rellenándola

Os diremos inmediatamente lo que nece­sitáis: media cucharadita de aceite de sésamo, media taza de cebolla picada, media taza de re­pollo picado, un cuarto de taza de zanahoria pi­cada, 3 ó 4 gambas grandes cortadas en cuartos, media taza de harina integral pasada por el ta­miz, tres cuartos de taza de agua, una cucharada de tamarisco (salsa concentrada de soja pura) y finalmente una calabaza pequeña o un calabacín grande: calentad… añadid… vaciad… rellenad… coced… o, si lo preferís, calentad solamente…

En realidad, se trata de un plato típicamente oriental, propuesto a los occidentales por la co­cina macrobiótica (a propósito, ¿por qué no cul­tiváis más a fondo la cocina Zen?) Siempre dentro de la cocina macrobiótica, aconsejaremos una salsa de calabaza con cebolla y una empanada de calabaza.

¿Queréis la receta de una sopa de calabaci­nes? Por si acaso, aquí la tenéis. En una cacerola echad los calabacines troceados, con mantequi­lla, perejil, salvia y sal; cuando hayan tomado color, añadid agua hirviendo y proseguid la ebu­llición una media hora; agregad un poco de arroz para terminar la cocción.

Puré de calabaza: cortad a pedacitos la pulpa de una calabaza y cocedla en agua ligeramente salada con una cebolla a trozos; pasad por la ba­tidora, poned de nuevo al fuego en el agua de la cocción, sazonad con nuez moscada.

¿Debemos recordaros que se trata de una cocina vegetariana en la que intervienen, en sus tres cuartas partes, cereales, legumbres y frutos? Si nunca habéis probado los calabacines gra­znados, ahora os brindamos la ocasión de ha­cerlo. Cortad los calabacines a lo largo y colo­cadlos en una cacerola con caldo desgrasado, sal y perejil picado. Dejad que cuezan lentamente y, cuando el caldo se haya evaporado, espolvo­read de pan rallado y meted en el horno.

La calabaza cocida esta exquisita

¿Conocéis los calabacines adobados?

Coced­los en agua con un chorro de limón, tras de haberlos cortado en rodajas. Tened cuidado de retirarlos del fuego a media cocción; colocadlos en capas superpuestas en una ensaladera, con sal, hojas de menta, albahaca y ajo; añadid vina­gre y servid a las seis o siete horas de haberlos puesto en adobo.

¿Y los calabacines rellenos? Hélos aquí: Dad un ligero hervor a los calabacines, cortadlos en dos en sentido longitudinal y practicad un hueco en el interior; picad la pulpa y mezclarla con carne picada previamente salteada, una yema de huevo, queso rallado y un picadillo de perejil y orégano; rellenad los calabacines y me­tedlos al horno, en una fuente untada de man­tequilla.

Ya lanzados, os aconsejamos los calabacines con mantequilla, plato muy rápido y fácil de preparar. Coced en agua hirviendo unos calaba­cines pequeños, y escurridlos a continuación. Luego, cortadlos en dos, en sentido longitudi­nal, salad y depositad en una fuente regada con mantequilla derretida.

¡Qué ricos están los calabacines a la menta! Coced los calabacines troceados en un caldo desgrasado y con sal; casi acabada la cocción, añadid hojas de menta silvestre y removed sua­vemente. No están menos sabrosos los calabacines braseados. Coced a fuego suave unos calabacines en trocitos, con agua y caldo desgrasado; agre­gad una cucharadita de mantequilla y un picadi­llo de, albahaca y de perejil; dejad que repose el guiso 5 minutos y después servid.

Simpáticos y exquisitos resultan los calabaci­nes braseados con tomate. Para empezar, dad un hervor a los tomates, peladlos y troceadlos; luego, cocedlos tapados durante diez minutos; cortad los calabacines en varios trozos y agregad­los a los tomates. Una vez terminada la coc­ción, servid, no sin antes haber bendecido esta unión con perejil, albahaca y ajo bien picados.

Os recomendamos los calabacines con boni­to, sabrosísimos y en cierto sentido aristocráti­cos. Cortad las puntas de los calabacines y va­ciadlos; luego, mezclad un trozo de miga mo­jada con bonito, perejil picado y aceite; relle­nad con esta preparación los calabacines y me­tedlos al horno en un plato untado de mante­quilla, con salsa de tomate y ajo picado.

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