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La compulsión y las claves del saber picar

La compulsión y las claves del saber picar

Picar es casi un acto inconsciente, se acaba convirtiendo en una actuación solapada y refleja que ésta intenta sobrevivir pasando desapercibida por todos los medios. La mayoría de veces, el picar se realiza como si fuera un acto furtivo.

La compulsión y las claves del saber picar

Ritual del picoteo

Lo primero que habrá de procurarse (si se quiere hacer bien una dieta) es apuntar cuándo y por qué se acude al picoteo; el ya mencionado plan de control de la compulsión será muy útil para este fin.

Si no se vence la tentación, deberá prepararse el picoteo como si cumpliera el mismo ritual que una comida, es decir, con plato, cubiertos, servilleta y vaso, además de sentarse a la mesa, encender la luz y procurar comer despacio. En fin, prepararlo con gran pompa, todo lo contrario de lo que acostumbraría a ser un vulgar picoteo.

Por último, hay que picar antes, y no después, de las comidas. Si se pica antes, se tendrá menos hambre a la hora de comer, pero si se pica después, solamente servirá para añadir más calorías al cuerpo.

La compulsión y las claves del saber picar

Picoteo sano

Los alimentos ideales para picar son los que tienen el máximo de agua y considerable volumen. El agua no engorda y el volumen colma el deseo de saciedad. Para los menos exigentes, valdrá un vaso de agua lleno hasta arriba, que hinchará la barriga.

El vaso de agua es especialmente adecuado cuando se está nervioso, disgustado o triste. También son válidos los zumos de frutas. Otras bebidas calientes, como el café o el té sin azúcar, harán el mismo efecto.

Para disimular la falta de azúcar se recomienda disfrazar la bebida con un poco de clavo, canela, un chorlito de limón o incluso dos gotas de extracto de menta.

Una manzana antes de las comidas constituye un picoteo excelente para rebajar kilos: tiene mucha agua y llena mucho el estómago.

Cualquier dietista recomienda el picoteo de hortalizas y verduras, aunque es lo que menos suele gustar ya que el paladar demanda alimentos con alto contenido en azúcares o grasas.

Sin embargo, aderezándolas con yogur, vinagre o zumo de limón se les da un poco de gracia; cada cual interviene con su imaginación y sus gustos en el aderezo.

La compulsión y las claves del saber picar

Consejos útiles

  • Comer y beber en un plato y un vaso pequeños. La ración parece más abundante que en un plato grande. Además, para rellenar y dar más sensación de cantidad, se pueden añadir unas hojas de lechuga como base del plato o unos trozos de tomate o limón para acompañar.
  • Masticar bien la comida. No sólo se trata de realizar una buena predigestión de los alimentos, sino también de retardar al máximo el proceso de comer. La razón esté en el cerebro, ya que la sensación de hambre del hipotálamo no se sacia hasta después de una hora de ingerir los alimentos.
  • Llegar el último a la mesa y levantarse el primero. Algunas personas no paran de comer todo lo que tienen delante de ellas, acostumbran a engullir con rapidez. Al llegar el último a la mesa, se da ventaja a quienes ya están sentados, y al levantarse antes, se evita prolongar la comida.
  • No repetir y dejarse una pequeña porción en el plato. La intención no es tirar la comida, pero es conveniente probar que la voluntad funciona. Cuando se esté satisfecho, no se continuará comiendo aunque sobre comida. Para evitar repetir el plato es mejor servirse en la cocina y no presentar la cazuela en la mesa.
  • No ejercer bruscos cambios en los hábitos alimentarios. Hay quienes toman dos y tres cafés al día que les resultan imprescindibles para sentirse bien. Si se quiere dejar el café, no se puede abandonar de un día para otro por completo, ya que podrían surgir jaquecas, mal humor, pesadez. Hay que sustituir y dejar las cosas poco a poco, o se volverá al hábito en poco tiempo.
  • Mantener el deseo de “verse bien”. En casa se pueden tener a mano fotos del “antes” y el “después” de engordar, así como la ropa que más gusta pero cuya talla pasó a la posteridad.
  • Moverse siempre. Si se está viendo la televisión, se pueden aprovechar los minutos de publicidad para escapar al lavabo, ir a la habitación para poner en orden alguna cosa, o bien realizar algunos preparativos. Siempre es posible aprovechar los tiempos muertos con alguna actividad necesaria en la casa, aunque sea de pocos minutos. Muchas personas “aprovechan” estos intermedios para coger lo primero que encuentran y llevárselo a la boca.
  • Premios y castigos. Lo verdaderamente importante no es la balanza, sino el hábito que conduce a ella. Uno mismo puede inventarse un sistema propio de castigos y recompensas, según le vaya el programa. Si las cosas no las hace como sabe que debería hacerlas, es conveniente infligirse un pequeño castigo. Si las cosas marchan sobre ruedas, lo mejor es darse un “gustazo” realizando algo que le encante.
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