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El Disfrute de una Buena Alimentación

La verdad es que somos felices en torno a una mesa con unos buenos amigos; sobre todo si la charla es agradable y no hay prisa para retirarse, con lo que podemos masticar lentamente, que es el principio básico de la buena alimentación.

Ha llegado el momento de contarles una anécdota que considero muy ilustrativa. El libro de oro de las dietas iba por su tercera edición y acababa de hablar de él en varios programas radiofónicos a los que tuvieron la gentileza de invitarme, es decir que el libro estaba «sonando» y, por tanto, disfrutaba de esa pasajera popularidad que nos dan los medios de comunicación.

Comía con unos amigos en un restaurante muy conocido de Madrid en el que sirven unos cocidos extraordinarios y, a qué negarlo, algo espectaculares. Mi menú, pese a todo, no era nada despreciable, pues había elegido una sopa y un pescado a la plancha y disfrutaba de ello.

El Disfrute de una Buena Alimentación

Una Breve Anécdota

Un solitario vecino, situado en una mesa frente a la mía, comía con ansia lo que podríamos definir como un cocido descomunal por la abundancia; pues a simple vista parecía que aquel hombre estaba ingiriendo al menos dos raciones.

Me llamó la atención porque me miraba insistentemente; pensaba si le conocería cuando uno de mis amigos llegó a una interesante conclusión: me había reconocido y me desafiaba; algo así como si me dijera que no estaba interesado en mis consejos dietéticos y que ahí tenía la prueba.

No creo que sea necesario decir que consumió cuanto había sobre su mesa, y que limpió los platos con pan que también se comió. Luego pidió un postre no menos indigesto, melón, y un par de copas de coñac, mientras se fumaba un ostentoso habano. Sus párpados se entrecerraban y ya no era capaz de mirarme con tanta arrogancia, pero sonreía beatíficamente.

Como médico podía hacer un diagnóstico de aquel hombre, pues su rostro enrojecido, la evidente obesidad y aquella respiración alterada daban pistas muy concretas, pero no sería capaz de emitir lo que, sin duda, no sería más que una suposición, fundada, desde luego, pero suposición al fin y al cabo, al faltar la correspondiente analítica. Que no es bueno presumir de ojo clínico.

gastronomia

La Gastronomía y su Estética

Pero regresemos a los aspectos estéticos de la mesa, que son harto satisfactorios, pues la gastronomía; como arte, demuestra la evolución del hombre y el grado de inteligencia alcanzada.

Desde la carne cruda a la cocina sofisticada no sólo han pasado los milenios, sino el espíritu; en el sentido filosófico que a tal voz le imprimía E. Rothacker, y también en el transcendente, pues si Santa Teresa decía que encontraba a Dios en los pucheros; no hay por qué dudar de que algunas recetas están ciertamente inspiradas por la divinidad.

Pero no olvidemos alguna de las premisas fundamentales como la de que nutrirse; es algo mucho más importante que alimentarse, pues, aunque ya sabemos que la nutrición es algo inconsciente; que desarrolla el organismo de forma natural y que la alimentación es un acto voluntario al que nos vemos impelidos de manera perentoria; es deseable que al alimentamos pensemos en nutrirnos; es decir, seamos racionales en la ingesta.

Y esa racionalidad no tiene por qué estar exenta de belleza, de estética, de perfección. Debemos comer lo que necesitemos elaborado de la forma más refinada posible.

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