Saltar al contenido

El ajo y sus beneficios

A pesar de que esta planta hortense es conocida amplia­mente, su aplicación en el mundo de la dietética es muy re­ciente. El ajo siempre ha estado presente en la dieta medite­rránea, ya que se cultiva en los países latinos que bordean di­cho mar. El origen del ajo, pero, es mucho más remoto, ya que se dice que procede de Siberia.

Entre las propiedades terapéuticas del ajo una de las más importantes es la de mejorar la salud cardiovascular. Se ha com­probado que las personas que introducen esta valiosa planta en su dieta tienen menor riesgo de padecer infartos e isque­mia cardíaca (enfermedad que dificulta la correcta circulación sanguínea).

El ajo tiene muchas propiedades curativas

Otro problema de salud muy extendido es el de la hiper­tensión

Que puede acabar desembocando en enfermedades arteriales. Se ha comprobado clínicamente, y a través de nu­merosos experimentos realizados en diversos países, que el ajo es altamente depurativo.

Así, ayuda a «limpiar» de coles- terol la sangre; cuando el nivel de colesterol es alto se tiene un mayor riesgo de padecer enfermedades coronarias. Ade­más, ayuda a combatir la hipertensión o tensión alta. Por este motivo, aquellas personas que tengan tendencia a padecer estos síntomas tienen en el ajo un aliado perfecto para su sa­lud.

Se puede introducir en estado puro en la dieta diaria pero, para evitar el problema del fuerte olor, las tiendas de dietética ofrecen ajos inodoros. Existen, también, perlas de ajos que son tratados de manera natural y se venden en las tiendas de productos dietéticos.

El ajo ayuda a combatir la hipertensión

El ajo orgánico y sus distintas formas en dietética

Los nuevos productos dietéticos que se fabrican como complementos de nuestra dieta también tienen en cuen­ta al ajo, ofreciéndolo en diferentes formas y evitando, así, el clásico mal olor que puede resultar un freno para aquellas personas que lo tomen directamente. Es el caso de las perlas de ajo orgánico, cultivados en suelos ricos en sustancias vitales y que no han sido tratados con pestici­das o insecticidas.

Se trata de un proceso donde los dien­tes de ajo son sometidos a un largo proceso, que dura va­rios meses, de maduración en frío para que se mantengan sus propiedades intactas.

Las perlas de ajo son antioxi­dantes y una buena defensa contra la acción de los radi­cales libres. Además de ofrecer todas las propiedades que se le atribuyen al ajo y que se tratan a lo largo de este apar­tado.

Perlas de ajo

También se puede conseguir prepara­dos de aceite de ajo

Este proceso de obtención del aceite necesita del calor para producirse y, por lo tan­to, se pueden perder algunas de las propiedades del ajo. No obstante, también resulta muy recomendable para las afecciones respiratorias, los problemas cardiovasculares, los trastornos gastrointestinales o las enfermedades reu­máticas.

Una de las propiedades más destacadas del ajo es la de ser un buen antibiótico natural, capacidad que se ha demostrado en diversos estudios científicos. El ajo es especialmente reco­mendable cuando nuestro organismo recibe la visita de gér­menes infecciosos en nuestro aparato digestivo o respiratorio.

Además, cuenta con la ventaja añadida de no dañar la flora microbiana del aparato digestivo, flora necesaria para la bue­na conservación de éste y la sintetización de vitaminas esen­ciales.

Algunas personas pueden considerar que el ajo, por su sabor un tanto picante, no es digestivo, cosa que demuestra que las propiedades de esta planta todavía son poco conoci­das. En realidad, relaja la musculatura digestiva y estimula la secreción de jugos gástricos, indispensables para la correcta asimilación y digestión de los alimentos.

Por último, el ajo es una planta muy rica en yodo, por lo que es aconsejable para aquellas personas con disfunción en la glándula tiroides y que padecen enfermedades como el bocio.