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Descubre los nutrientes energéticos y como funcionan en nuestro cuerpo

El buen estado y la vitalidad de las células depende de las mitocondrias, que son las cámaras de combustión de la célula, las fábricas de la energía celular. En su interior, tienen lugar diferentes reacciones químicas, que, para producirse, precisan de los hidratos de carbono y los triglicéridos de las grasas.

Cuanta más rica en nutrientes sea la dieta, mayor es la cantidad de energía generada por las células y más frescos, llenos de vitalidad y jóvenes nos sentiremos. En cambio, los alimentos «vacíos» como el azúcar refinado o la harina blanca producen un déficit energético y la simultánea disminución del número y tamaño de las mitocondrias.

Los desechos de la célula producidos por la combustión de los nutrientes, como el ácido úrico, el láctico, etc. son expulsados al espacio intercelular (en este proceso intervienen coenzimas como la carnitina) para, posteriormente, ser eliminados por las venas.

Cuando la célula ha quedado agotada y muere se abren los liposomas, que son una especie de vesículas, y la célula muerta se disuelve gracias a los enzimas, dando lugar al nacimiento de nuevas células.

Sistemas de limpieza de la célula

El viaje de los nutrientes a través del organismo

Es tan complicado como fascinante el camino que recorren los nutrientes después de traspasar la compleja barrera de la mucosa intestinal para entrar en el torrente sanguíneo que los transportará a todas las células.

Las sustancias vitales pasan a la sangre controladas por un fino y complejo sistema hormonal e impulsadas por las cargas eléctricas de los iones, principalmente el sodio.

Los nutrientes llegan a la célula disueltos en la sangre arterial, después de atravesar las paredes de la arteria e introducirse en el líquido que baña las células.

Una vez allí, a través de la membrana celular, tienen lugar los intercambios entre célula y medio, pasando los nutrientes a su interior y siendo expulsados los desechos al líquido plasmático para, posteriormente, ser eliminados por las venas.

Torrente sanguineo

Una dieta pobre en sustancias vitales

Que una persona tenga un aspecto saludable o enfermizo es una cuestión que se decide en la membrana o envoltura celular. Si nos alimentamos mal, respiramos aire contaminado, vivimos desordenadamente o con estrés, la sangre llega a las células vacía de las sustancias vitales indispensables, sin el contenido de fósforo, azufre, magnesio y de determinadas vitaminas y ácidos grasos indispensables.

En estas situaciones de emergencia queda entre un 8 y un 15 % de las cantidades óptimas de estas sustancias vitales. Las consecuencias para la membrana celular de esta situación son catastróficas principalmente, desaparecen los receptores de los nutrientes es decir, las moléculas capaces de absorber la glucosa o las vitaminas.

Puede suceder, por tanto, que al cabo de dos o tres semanas nos reste apenas una cuarta parte de los receptores de que disponíamos originariamente para un determinado aminoácido, o para el calcio, y otras muchas sustancias vitales que no podrán asimilarse.

Cuando nos encontramos en esta situación, aunque tratemos de salvarla enriqueciendo el contenido de nutrientes de la sangre mediante una alimentación sana, resultará que no disponemos de receptores que nos permitan absorberlos para alimentar a las células. La capacidad de éstas para asimilar las vitaminas, los oligoelementos, los ácidos grasos, etc., se halla limitada.

Fresas, una comida sana para tener vitaldiad

También habrá disminuido la cantidad de proteínas portadoras

Que son las capaces de introducir los nutrientes en el interior de la célula. Y, además, habrá variado la viscosidad de la membrana, es decir, su grado de humedad. El medio donde residen estos receptores, así como los enzimas, las proteínas portadoras, etc. está constituido de colesterol en más de dos quintas partes.

Esta sustancia grasa indispensable se mantiene húmeda gracias a ciertas sustancias especiales, como la colina (una vitamina del grupo B) y el inositol. Si faltan estas sustancias, este medio graso se ve severamente perjudicado.

La membrana celular se vuelve quebradiza y se obstruyen las microvellosidades por donde penetran los nutrientes al interior de la célula. Poco a poco, se va desvitalizando la membrana y desaparecen, también, gran número de factores de inmunidad, abriendo la puerta a la invasión de bacterias o de virus.

Por lo tanto, si nuestra dieta es pobre en fruta y verdura y rica en carne y alimentos desnaturalizados (azúcar y harina blanca), no podremos neutralizar y eliminar las sustancias de deshecho o toxinas (ácido úrico, láctico, etc) que produce la combustión de estos alimentos y la célula se encontrará en un medio ácido y tóxico, un terreno abonado para la invasión de bacterias y virus.