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Conozcamos a fondo la zanahoria, así como sus propiedades y beneficios

La zanahoria es una auténtica estrella, ya que contiene un agua prácticamente pura biológi­camente, amidas, azúcares, prótidos, gluten, en­zimas, vitaminas Bi y C, además de sodio, cal­cio, magnesio, potasio, arsénico, ácido fosfórico y óxido de hierro.

La zanahoria contiene tam­bién de un 3 a un 7 por 100 de azúcar natural, lo que hace de esta planta herbácea un excelente alimento energético, particularmente indicado en las perturbaciones del crecimiento y, en ge­neral, en todos los casos de anemia.

La zanahoria contiene caroteno, que posee un cierto poder de rejuvenecimiento de los teji­dos; encierra asimismo un aceite aromático, in­dicado, entre otras cosas, contra las caries den­tal y las afecciones pulmonares y óseas.

El caroteno o provitamina A, es una sustancia fundamental para el desarrollo de la vida; sus propiedades son decisivas para la estimulación de las glándulas suprarrenales durante el emba­razo, y contribuyen a la destrucción de las toxi­nas producidas por las contracciones uterinas.

En otras palabras, la zanahoria refuerza la in­munidad natural y constituye una poderosa ba­rrera contra la invasión de los virus. Según un conocido investigador, la zanahoria posee entre otras la propiedad de renovar la sangre. ¿Có­mo? Aumentando el número de los glóbulos rojos o hematíes. Se conocen casos de niños que, después de haber comido diariamente za­nahorias crudas con un poco de sal, han curado de un impétigo facial, han recobrado sus colo­res e incluso han engordado.

La zanahoria es muy sana

Con las zanahorias, podemos preparar nume­rosos platos

He aquí una receta: las croquetas de zanahoria. Coced de 700 a 800 gramos de zanahorias y a continuación dejad que se en­fríen casi totalmente; picad con el cuchillo cual­quier resto de carne del día anterior y dos lon­chas de lomo cocido; picad también las zanaho­rias y mezcladlas con la carne, añadid un buen puñado de sémola y 30 gramos de mantequilla; cocedlo todo a fuego lento durante 5 minutos, removiendo hasta obtener una pasta consisten­te.

Cuando esté tibia, añadid una yema de huevo y una clara batida a punto de nieve; agregad sal y un poco de nuez moscada, batid bien y des­pués formad croquetas redondas u ovaladas, que pasaréis por harina antes de freirías en mantequilla. De este modo, lograréis un plato original, de sabor delicado, ligero y muy nutriti­vo.

La receta esde «MammaRosa» una especialista italiana en arte culinario que, hace varios años, durante la guerra, daba excelentes consejos a las amas de casa de su país. Existe también un delicioso gratinado de za­nahorias propuesto por un dietético conocido por todos aquellos que tienen problemas con la línea.

Aquí tenéis la receta: coced las zanahorias con poca agua, pasadlas por la batidora y ligad con leche. Verted este puré en una fuente de horno previamente untada de mantequilla, cu­briéndolo con lonchas muy finas de gruyére. Meted en el horno hasta que se forme una cos­tra dorada.

Condimento aconsejado por la dietética: za­nahorias al marsala. Cortad las zanahorias en ti­ras finas y cocedlas a fuego suave, en caldo des­grasado; rociad con vino de marsala y cubrir de nuevo la cacerola. Es perfecto para quien tenga problemas con la línea. Siempre a base de zanahorias, existe también un condimento conocido: las zanahorias al li­món. Para hacerlas, como es lógico, necesitaréis zanahorias, un poco de aceite, sal, zumo de li­món y perejil.

Con la zanahoria se pueden hacer muchos platos

Coced las zanahorias, sazonad con aceite, sal, perejil y zumo de limón.

Y para variar, zanahorias con perejil. Coced las zanahorias, cortadas a tiras, en un caldo des­grasado; cuando éste se haya evaporado, añadid un picadillo de ajo y perejil y servid calientes. Existe una infinidad de recetas: zanahorias ra­lladas, zanahorias cocidas, ensalada de zanaho­rias, salsa de zanahorias… Esta última, bien merece nuestra atención.

Lo primero que tenéis que hacer es cocer las zanahorias, y a continua­ción, pasarlas por la batidora; luego, sazonad el puré así obtenido con aceite y vinagre, aña­diendo una cucharada de alcaparras finamente picadas. La cocina macrobiótica Zen, es decir, la cocina de luenga vida que practican los monjes budis­tas y que recientemente han transmitido al Oc­cidente jaranero y glotón, posee especialidades sobre nuestro mismo tema: puntas y raíces de zanahorias.

Puntas de zanahorias: juntad todas las zanahorias en un ramillete, quitad la parte gruesa, ya que sólo utilizaréis las puntas muy finas. Espolvoreadlas de sal, rebozadlas en una pasta de buñuelos y freídlas. Hemos hablado de una pasta, en realidad se trata del tempura, ese plato japonés conocido y apreciado por to­dos. ¿Cómo hacer esta pasta? La proporción ideal es una taza de harina por una taza de agua fría.

En cuanto a las raíces de zanahoria, he aquí lo que aconseja Michel Abehsera en su cocina ma­crobiótica: cortad las zanahorias en finísimas ti­ras, de aproximadamente 2 cms. de largo; salad y dejad reposar al fresco; añadid después un poco de temperatura, haciendo una especie de albóndigas que freiréis en aceite hirviendo.

Hay muchas recetas con zanahorias

¿Habéis probado las zanahorias a la crema?

He aquí los ingredientes que necesitaréis: 2 ki­los de zanahorias, 250 gramos de nata, 50 gra­mos de mantequilla, pimienta y sal. Raspad las zanahorias y lavadlas. Luego, con ayuda del ins­trumento apropiado, cortad las zanahorias en bolitas. Echadlas en agua cociendo, escurrid a media cocción. Derretid mantequilla en una ca­cerola, añadid las bolitas de zanahoria, agregad sal, pimienta y, por último, la nata.

Coced a fuego lento, removiendo de vez en cuando. La nata se evaporará, formando una salsa espesa. Probadlas, os encantarán. A continuación, una receta de deliciosas za­nahorias con salsa de tomate. Os hará falta un kilo de zanahorias, media cebolla, una cucha­rada de salsa de tomate, caldo, media cucharadita de azúcar en polvo, 50 gramos de mante­quilla, sal.

Raspad las zanahorias antes de lavar­las, cortadlas en rodajas. Escaldad en agua co­ciendo, escurriéndolas seguidamente. Derretid en una cacerola la mitad de la mantequilla, agre­gad las zanahorias, salteadlas unos minutos y añadid luego el caldo. Poned el azúcar. Cubrid la cacerola con un pedazo de papel aceitoso.

Las zanahorias tienen que cocer hasta que absorban todo el jugo de la cocción. Aparte, saltead la media cebolla en el resto de la mantequilla, añadid la salsa de tomate diluida en un poco de caldo. Salad la salsa y cocedla durante 20 minu­tos, añadid zanahorias y dejad que tomen sabor.

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